Luciano Pereyra, íntimo: de estar “a punto de morir” a su flamante vida de casado, el deseo de ser padre y su acercamiento a la cumbia

El músico iniciará el tour Te sigo amando por Argentina, Chile y Uruguay, mientras prepara un nuevo álbum con versiones de sus mayores hits en tiempo de cumbia y junto a referentes del género

En el corazón de la redacción de LA NACION la sala está dispuesta para recibirlo. Un desayuno espera casi en horario del almuerzo, pero Luciano Pereyra solo pide agua y se atreve con un alfajor de maicena antes de partir. Saluda a todos. Campechano.

“Me parece que el sacrificio, la dedicación y el esfuerzo son sumamente saludables”, sostiene el cantor de 43 años. El tono reflexivo definirá la idiosincrasia de la charla. Una impronta que se sostendrá a lo largo de casi una hora. El hombre de Luján anda con ganas de pensarse en voz alta, casi como una continuidad natural a todo aquello que dice en la faena de los pentagramas.

Por estas horas, el artista goza de la buena acogida de la conmovedora “Te sigo amando”, la balada que versionó con David Bisbal, compuesta y producida entre Madrid y Miami junto a Tato Latorre. Es la segunda colaboración que los vincula en una década. Además, Te sigo amando es el nombre de su nuevo tour que incluirá cinco presentaciones en el Movistar Arena y conciertos en Chile y Uruguay.

Sonidos expandidos

El folklore es su matriz. Sin embargo, a lo largo de casi tres décadas de trabajo –15 álbumes editados y millones de discos vendidos y más de tres millones de oyentes mensuales en la plataforma Spotify– también se ha calzado los trajes del pop, la balada y, desde no hace mucho, se ha involucrado públicamente con las efusividades de la cumbia, uno de los lenguajes más populares de la música.

La apuesta, arriesgada y con final feliz, consiste en atravesar algunos de sus hits y reversionarlos a ese “tempo” festivo con la colaboración de referentes del género. El último lanzamiento en cuestión fue el single “Perdóname”, cuya flamante versión encuentra a Pereyra junto a la estrella de la cumbia Angela LeivaUn Poco De Ruido y Pinky SD.

–Se perciben bien orgánicos tus temas bajo el nuevo tamiz.

–Suenan muy bien, parecen creados para ese sonido. Un huayno o un carnavalito también podrían ser abordados desde la cumbia y hasta una balada se podría llevar a ese lugar. ¿Por qué, no? Nos dimos cuenta que podemos convivir con todos los géneros.

Perdóname - Versión Cumbia, Luciano Pereyra y Ángela Leiva
Perdóname – Versión Cumbia, Luciano Pereyra y Ángela Leiva

El artista encuentra riqueza en el lenguaje en el que hoy trabaja con vistas a la edición de un álbum conformado por unos cuantos de sus títulos más reconocidos bajo la nueva poética sonora. “La cumbia forma parte del gen musical de los argentinos”.

–¿Cómo ha sido tu vínculo con este género?

–Me crie escuchando cumbia. En el barrio Juan XXlll de Luján, donde nací, se organizaban bailes con cena show en la sociedad de fomento. Por la tarde, mis viejos me mandaban a dormir la siesta, para que pudiera aguantar despierto a la noche, pero yo me escapaba para escuchar las pruebas de sonido.

En esas “previas” vespertinas, los equipos se probaban con el resonar de bandas exitosas del género. Desde ya, esa foto de la década del ochenta es mucho más que el recordatorio de una influencia musical tangible. Es también la recuperación de un universo amorosamente personal que lo atravesó con valores profundos.

Su padre fue pintor y quien, junto con su madre, levantó la casa familiar ladrillo por ladrillo. “El sábado era el respiro, la fiesta musical, el baile. Era el ratito de descanso de los albañiles, los plomeros, los pintores a los que veía durante la semana ir a sus trabajos en bicicleta”.

El reflejo de sí mismo. El músico atraviesa un momento donde la introspección le permite mirarse y entenderse
El reflejo de sí mismo. El músico atraviesa un momento donde la introspección le permite mirarse y entenderseSoledad Aznarez

–Un artista dialoga con diversos lenguajes.

–No solo dialoga, sino que ya no convivimos, vivimos en esa fusión amigable.

Esa armonía a la que se refiere también se manifiesta en el vínculo con sus colegas a los que los une un origen similar y un tiempo generacional. El año pasado, el músico ofreció un récord de 34 conciertos junto a Abel Pintos en el emblemático estadio Luna Park (hoy en proceso de remodelación) y, desde siempre, ha logrado establecer una relación amistosa con su colega Soledad Pastorutti, por mencionar solo dos ejemplos de esa convivencia que no se quebranta con la competencia. Acá pareciera que no corre lo de “Unitarios o Federales” o el “Boca-River” futbolero.

La música hace que todos tengamos la camiseta de Argentina. Por supuesto, existe la competencia, las compañías discográficas y los números. Está bien, es parte, pero los artistas, a la hora de hacer música, nos damos un abrazo para poder cantar”.

Luciano Pereyra y Abel Pintos cuando anunciaron a LA NACION las presentaciones compartidas en el Luna Park
Luciano Pereyra y Abel Pintos cuando anunciaron a LA NACION las presentaciones compartidas en el Luna ParkCAMILA GODOY/AFV

Si de volver a Luján y a aquellos tiempos de infancia y adolescencia se trata, el despertar del gusto por una amplia paleta de colores musicales tuvo sus primeras arremetidas en el equipo de música familiar: “En casa se escuchaba desde Mercedes Sosa y Horacio Guarany hasta el Conjunto Ivotí y el Cuarteto Zupay, pasando por Manolo Galván y Aldo Monjes y hasta Frank Sinatra; aún hoy conservo los discos coloridos de Alta Tensión que tenían mis viejos; crecí escuchando eso”.

Como su padre era un adiestrado hombre de brocha gorda, se solían armar “zapadas” con sus compañeros de obras: “El plomero tocaba el bombo y el carpintero tocaba el violín o el bandoneón y el viernes a la noche se armaba la peña en mi casa”.

–Lo celebratorio como corte transversal a la semana esforzada.

–Me transporto a los olores de la madera vieja de la mesa de mi casa y de la guitarra de mi papá; a la fritura de las empanadas de mi vieja y al corcho del vino, que tenía un sabor especial.

–Los aromas nos construyen el universo pasado.

–Y recuerdo dormirme escuchando el ruido de estos artistas mientras mi mamá me ponía en su pecho, la guitarreada de los obreros fue mi mejor canción de cuna.

La música, una herencia adquirida de sus padres, lo acompañó siempre
La música, una herencia adquirida de sus padres, lo acompañó siempre

–Tus conciertos recuperan el ritual celebratorio.

–Podemos tener distintas ideologías, condiciones sociales y religiones, pero, en el momento de la música, hay una comunión. Esa es la bendición.

–Una gran responsabilidad para un artista. ¿Pensás en eso?

–Soy más pensante de lo teórico de mi garganta, de tomar mis clases de foniatría, de estar bien físicamente, de ensayar mucho. A la hora de cantar, se pone en juego otra cuestión más linda, emocional. Se dice que, cuando uno canta con otra persona, la frecuencia cardíaca es la misma, porque se inhala y exhala al mismo tiempo, y se entona lo mismo; en los conciertos, siempre pienso en cómo tanta gente se unifica en su frecuencia cardíaca.

–En pocas situaciones de la vida cotidiana sucede eso.

–Cuando canto me dejo llevar por eso, somos vibración, por eso suelo poner mucho la mano acá.

Se toca el pecho. En él, una caja de resonancia vocal y espiritual. “Uno emite un sonido y ese sonido es una canción, y esa canción le gustó a uno y a otro, y ya eso es entrar a un mundo que, para mí, es pura y exclusivamente, creación de Dios”.

El artista y su público, una comunión única
El artista y su público, una comunión únicaInstagram

Todopoderoso

–Sos una persona de profunda y convincente fe. ¿Cuándo conociste a Dios?

–Hoy puedo decir que Dios siempre estuvo presente en mí, aún en los momentos más dolorosos. Cuando atravesé una etapa difícil de salud, fue refrescar mi fe de manera importante, un sacudón. Fue decirme “che, Dios está acá”. Es encontrar con quién hablar. Cuando fui conociendo mucho más a Dios, me fui descubriendo también a mí. Soy de la convicción de que Dios está dentro de uno, para mí eso es importante. Todo es obra de él. No soy un ortodoxo y no puedo ir a la iglesia porque casi siempre estoy de gira, pero el teléfono me acerca a las misas de los domingos a la mañana.

–¿Participás de oficios religiosos a través de la virtualidad de una plataforma o las redes sociales?

–Sí, cuando puedo hacerlo, lo hago.

–¿De qué otra manera canalizás tu fe?

–Soy de rezar y de agradecer todos los días. Soy un orador circunstancial, de la nada me puedo encontrar diciendo “gracias, Dios”, “Señor, gracias por todo lo que me toca vivir”. Es un ratito.

–¿Qué aspectos son los que más te impulsan al agradecimiento?

–Agradezco a Dios por tener el equipo de trabajo que tengo, por mi esposa, mis viejos, la salud, mis perros y esta charla, porque no siempre se puede hablar sobre Dios y la fe.

–¿Le hace falta más Dios al mundo?

–Al mundo le hace falta pensar y sentir un poquito más a Dios. Vengo de Luján, una ciudad muy religiosa, eso me lleva a pensar en un dicho que dice que “cantar es rezar dos veces”. No soy un pastor, ni quiero serlo, pero cuento mi experiencia.

El cantante, durante el verano, nuevamente será protagonista de los festivales folklóricos que se despliegan en todo el país
El cantante, durante el verano, nuevamente será protagonista de los festivales folklóricos que se despliegan en todo el paísSoledad Aznarez

En 2011 padeció un divertículo en el esófago -una patología no muy frecuente- que derivó en algunas complicaciones postoperatorias que concluyeron en una neumonía, un neumotórax que impulsó intubación. Fueron 35 días de internación, de los cuales diez los transitó en estado de coma farmacológico. Se temió por su vida.

–Hace un momento te referías a aquel tiempo en los que atravesaste una severa crisis de salud y la posibilidad de la fe para transitarlo. Aquella situación, ¿reafirmó tu creencia?

–Fue así, casi sin darme cuenta.

–¿Por qué?

–Mucha gente lo hizo en mi nombre, se formaron cadenas de oración. Se puso de manifiesto una energía que se siente. Es muy loco que alguien que no te conoce se ponga a rezar por vos por el solo hecho que me dedico a hacer canciones.

-Nada menos.

-El poder del arte.

–Estuviste en coma inducido durante diez días, ¿en qué te modificó esa experiencia tan extrema?

–Lo doloroso fue entender cómo sufrieron los seres queridos. Cuando entré en conciencia fue muy duro.

–Profesionalizaste tu vocación desde chico, fuiste un joven emancipado casi desde la adolescencia y te has mostrado siempre con mucha madurez. Con todo, una situación tan extrema habrá movido algunas fibras de tu fuero más íntimo, ¿se convirtió en una posibilidad de crecimiento?

–Siempre fui independiente, pero nunca es tarde para crecer y seguir aprendiendo. Los errores y tropiezos de la vida son sumamente importantes. Soy feliz de mis equivocaciones, porque eso me enseña, pero también te enseña un tropiezo de salud como el que me tocó vivir.

–Lo no elegido.

–Te toca. Dios me dio la fortaleza de sortear ese momento. Cuando uno choca la copa con alguien, lo que se dice es “salud”. No es un deseo cualquiera, se desea lo más importante que se puede tener. Hay que agradecer el levantarse cada día, respirar, no tener dolores. Agradezco ver mis árboles, a mis perros, puedo sentir, abrazar y llorar.

–¿Recordás qué fue lo primero que viste cuando saliste del coma farmacológico?

–Uno va saliendo de a poco de la sedación y lo primero que vi fue a mi familia alrededor. Mi hermana “del corazón” me estaba tomando la mano cuando me iba despertando. De ahí sale la canción “Tu mano”, a través de la cual expreso mi antes y después. A veces, me resulta difícil contar lo que me pasa, entonces prefiero cantarlo.

“Bebed todos, esto es mi sangre”

–El vino es un símbolo bíblico. ¿Estás involucrado en un proyecto vitivinícola?

–Toda la vida soñé con tener mi propio vino y ahora se dio. Me preguntás por este tema y vuelvo a Dios y a la fe, porque hay que entender que Dios tiene sus tiempos y los tiempos de Dios son perfectos.

–¿Cómo se concretó la idea?

–Mi amigo Iván Pillud y su familia estaban con este proyecto y me invitaron a sumarme.

Pillud, exjugador de Racing Club y de la Selección Nacional, actualmente integra el plantel de Central Córdoba. “Su esposa es muy amiga de mi esposa, hicimos muy linda amistad”.

La bodega en cuestión se llama Recordis. “Eduardo Galeano hablaba de ´recordis, volver a pasar por el corazón´, hay algo de él dando vueltas por ahí. Todo nació en un almuerzo familiar y le sumo a esta idea que mi padrino es Horacio Guarany, quien le escribía al vino del hachero, del trabajador, del que se comparte con el amigo. Y, si lo llevamos a la religión, tiene que ver con la sangre de Dios. Hacer vino es poner el arte al servicio de un producto de la tierra”.

Sí, quiero

–Te iba a preguntar en qué te modificó el casamiento y lo primero que observo es que te cambió el aspecto de la mano, allí hay un anillo.

–Empecemos por ahí, siempre tenía un anillo en la otra mano, pero ahora está la alianza.

–La vida de casado, ¿modificó en algo el vínculo con tu esposa?

–No cambia, afirma la relación, el compromiso. Estoy muy feliz de haber encontrado a una gran mujer que me acompaña en este camino.

Julia Rezzuto es profesora de inglés. La pareja transitó su relación con estricto perfil bajo y, en marzo de este año, selló el compromiso con una boda organizada por Claudia Villafañe donde, desde ya, no faltó la bendición religiosa. “Estamos de novios desde hace seis años y casarse era un paso más. Julia es una gran compañera y esa es otra bendición de Dios”.

–¿Te incomoda que te pregunten por la cuestión de la paternidad?

–No. Las ganas están, en el momento que tenga que llegar, llegará. Soy muy respetuoso del tema, porque entiendo que hay gente a la que le molesta que le pregunten.

–Entonces, ¿es un deseo, un proyecto?

–Existe el entusiasmo, pero no nos quita el sueño. Llegará en el momento que deba ser.

El “otro Dios”

–Sos muy amigo de Claudia Villafañe. ¿Cómo ha sido tu vínculo con Diego Maradona?

–Hermoso, lo veía poco, pero, cada vez que tenía un concierto, él venía y hasta subía al escenario a cantar. En la casa de uno u otro, las charlas siempre tenían que ver con canciones y pesca.

–¿Hablaban sobre pesca?

–Sí, sus padres eran de Esquina, Corrientes, y ese es un lugar al que voy mucho a pescar. Hablar con Diego era muy lindo.

–¿Sobre qué otros temas conversaban?

–Nada de trabajo, siempre era sobre la vida, la familia, mientras tomábamos sopa o comíamos un puchero. Era muy lindo, en esa calma y plenitud, escucharlo hablar.

–No era el personaje público que todos conocemos. ¿Cómo era ese Diego Maradona íntimo?

–Como estamos nosotros dos en este momento, conversando como una persona más, en calma. No dejaba de ser Diego Maradona, pero estaba en un clima de intimidad y de charla muy entrañable. No fuimos amigos, pero sí lo soy de Claudia, lo cual implicaba tener lindos ratos de charla con él.

–Con Claudia Villafañe, tu relación es muy estrecha.

-Es un vínculo de familia, es una mujer increíble, una gran persona.

Compinches en las buenas y en las malas, la relación entre Luciano Pereyra y Claudia Villafañe es cercana y entrañable
Compinches en las buenas y en las malas, la relación entre Luciano Pereyra y Claudia Villafañe es cercana y entrañableinstagram

–Pensando en idolatrías, ¿cómo vivís vos ser ídolo y referente para tanta gente?

No me sienta cómodo ser un ídolo, prefiero que me cataloguen como un artista que canta. Ya es demasiado que te admiren, es un gran peso, ser ídolo es demasiado.

–Siempre se te vio equilibrado, muy afianzado a tus raíces. Alguna vez, ¿te mareaste?

–¿Qué es el mareo?

–Podríamos pensar en alguna mala jugada del ego.

–Todos, alguna vez, nos dejamos llevar por algo que nos hace sentir bien. En esa embriagues uno puede llegar a tropezar o marearse un poquito. Y hasta me parece saludable.

–¿Por qué?

–Es la manera de reconocer los errores que uno puede cometer y visualizar el sendero correcto. Lo bueno es que la gente que uno quiere te señale la tierra y te haga mirar lo que realmente importa, que te digan que la raíz va para abajo y no para arriba.

–Tampoco faltan “los amigos del campeón”.

–En este caso sería “los amigos del cantor”. Pero Dios me ha regalado gente de verdad en este camino.

–Saber rodearse es clave.

–A medida que vas creciendo, los núcleos de los vínculos son cada vez más pequeños.

Existencialismo

“Estamos en una rutina corriendo no sabemos detrás de qué”, reflexiona a modo de queja y sabiendo que es más una idea abstracta de la foto que obtiene de lo que lo rodea que de su propia realidad.

Realizó giras por España, Estados Unidos, México, Perú, Chile, Paraguay, Uruguay y toda Argentina. Ganó varios premios Gardel, Gaviotas de Plata y Oro en el Festival Viña del Mar y nominaciones a los premios Grammy. Sus discos se venden como pan caliente y sus conciertos siempre se realizan con localidades agotadas en grandes estadios.

–¿No hay una presión del medio para ir siempre por más?

–Es la presión constante de cualquier trabajo y, si uno es perfeccionista, como en mi caso, se suma esa otra presión.

–¿Cómo hacer para que eso no se convierta en un calvario y no opaque el disfrute?

–Hay que bajar las exigencias. Aprendí de mis padres la constancia, el sacrificio, el mérito y la dedicación. En otra entrevista te he contado que mis padres hicieron su casa ladrillo por ladrillo. Era su sueño tener su casa propia. Nací en ese techo. Entonces, ¿cómo no voy a crear ladrillo por ladrillo? ¿Cómo no voy a ser constante y desear progresar? No me gusta nivelar para abajo, me gusta hacerlo para arriba y sin pisarle la cabeza a nadie.

Pleno. El artista apuesta a una vida personal pausada que equilibre la vorágine de su carrera profesional
Pleno. El artista apuesta a una vida personal pausada que equilibre la vorágine de su carrera profesionalSoledad Aznarez

–Sos muy joven, pero ya hay una generación que viene detrás.

–Me pone muy feliz decir que ya llevo casi treinta años en el mundo de la música, por eso hay que tener cuidado con lo que uno dice y hace, porque hay muchos chicos que te están mirando.

–Los artistas noveles, ¿te piden consejos?

–Sí. Me piden tips.

–Enumeremos.

–Cuidar la voz, saber calentarla antes de un concierto y luego conocer el proceso para enfriar la garganta, tener cuidado a los cambios de clima, tomar clases de canto. Además, paso muchas horas en el piano y con la guitarra en la mano. Y jamás postergo hacer deportes, vivir al aire libre y estar con mis afectos.

–También te deben consultar sobre cómo se arma el camino.

–Hoy es mucho más fácil, hay más herramientas, pero también hay más artistas. La palabra “constancia” es la que más me interesa. Hoy todo es descartable, hasta las canciones se hacen viejas en una semana. Un disco dura quince días y atrás viene lo otro. No me gusta estar en ese ritmo. No quiero que eso consuma mi tiempo. A veces la cantidad hace perder la calidad. Hay que dejar de correr, porque muchas veces perdemos el foco y no sabemos detrás de qué estamos corriendo.

–Nos volvemos a encontrar dentro de veinte años. ¿Qué le pedirías a Dios sobre ese momento futuro? ¿Cómo te gustaría que te encuentre la vida?

–Así, como ahora, conversando acá con vos. ¿Tendremos artrosis? No importa. Lo valioso es que no falten temas para la charla. Los buenos momentos hay que celebrarlos. Estuve a punto de morir, hoy estoy vivo, ¿qué más puedo pedir?.

Para agendar

Te sigo amando Tour. 3, 4 y 5 de octubre y 22 y 23 de noviembre en el Movistar Arena

Fuente: Pablo Mascareño, La Nación