Comenzó en el Teatro Colón el Festival Martha Argerich, que tuvo a su anfitriona como protagonista de una de las obras del programa (la que incluye piano), en compañía de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, conducida por el consagrado director Charles Dutoit. Fue el puntapié de una serie de conciertos que se extenderá durante toda la próxima semana. Antes del concierto, el público hacía fila en los ingresos de las calles laterales del Teatro, y quienes tenían el acceso principal y contaban con las mejores ubicaciones en palcos y platea, conversaban animadamente en el foyer, hasta acceder a la sala.
La fila para la apertura del programa, un viernes con temperatura casi primaveral y en víspera de fin de semana largo, se extendía por Libertad a lo largo de la vereda de Tucumán. La gente elegante y ansiosa por presenciar el concierto miraba el reloj y se perturbaba por el orden que el personal del Colón intentaba mantener. La emoción contenida se distendió cuando a las 19.20 y con poca calma, los espectadores subieron las escalinatas para acomodarse lo mejor posible, cuarenta minutos antes del comienzo del concierto.
Entre quienes esperaban el comienzo del programa estaba, con un look blanco y negro, la actriz, conductora y modelo Andrea Frigerio.
A 20 minutos del comienzo de la función se asomó a paso firme Enrique Avogrado, ministro de Cultura porteño con felicidad indisimulable.
Mirando hacia abajo, intentando pasar desapercibida y sin lograrlo, se presentó Luli Salazar, quien subió veloz las escaleras luciendo un vestido azul brillante y ajustado También se pudo ver entre quienes se apuraban a entrar al teatro a Martin Wullich y a Carlos Fontán Balestra.
Dentro de la sala, la orquesta, Dutoit y Argerich tenían un buen programa por delante, con obras bien conocidas. De hecho, todo era conocido porque Martha y Charles se conocieron hace más de medio siglo, fueron pareja, tuvieron una hija (Annie, que también es parte de este festival) y a pesar del paso del tiempo y de los caminos que tomaron por separado, sostuvieron una amistad siempre ligada a la música. Dutoit vino a dirigir a la Argentina en varias oportunidades. Argerich dio recitales y conciertos e incluso lideró sus propios festivales. El lento final de la pandemia puso en marcha nuevamente a la música en vivo y la relación de la pianista con nuestro país (que es donde nació) no resultó una excepción.
El Colón recibió a Argerich, de 81 años, con un lleno que hizo recordar a los habitués sus mejores épocas. La pianista tocó maravillosamente, con la presencia de siempre, y devolvió el afecto del público argentino -que la aplaudió a rabiar al término de los algo más de treinta minutos de concierto- con un bis muy especial: interpretó un número de Mi madre la oca, de Ravel, “Laideronnette: Impératrice des Pagodes”, una pieza de piano a dos manos, junto a su nieto David Chen Argerich -hijo de la violista Lyda Chen Argerich-, quien subió al escenario muy tímido pero vestido con una camiseta de la selección argentina y procedió a demostrar un gran futuro en la música. A pesar de los aplausos y los vítores, Argerich al término de ese número dio por terminado el concierto.
Para la noche de apertura se habían programado dos obras importantes del repertorio de la música clásica muy accesibles para todo tipo de oído. Por un lado, el Concierto en Sol Mayor para piano y orquesta de Maurice Ravel. Si se tomara a la pandemia como un tiempo inexistente para la música en vivo (cosa que lo fue en más de un sentido) se podría decir que esta obra forma parte del repertorio reciente de Argerich. De octubre de 2017 es una versión que realizó (y que fue grabada) en el Auditorium Radio France, con la Orquesta Nacional de Francia, que contó con la dirección de Emmmanuel Krivine. La otra obra que se eligió para el programa de apertura de festival fue nada menos que la Sinfonía Fantástica Op. 14 (Episodio de la vida de un artista, en cinco partes), de Hector Berlioz. Entendida como un buen ejemplo del romanticismo temprano, es uno de los trabajos destacados de la producción de este compositor.
Por delante quedan varios conciertos. Este fin de semana lo central del festival es la versión de La historia de un soldado, con música de Stravinsky y textos de Charles Ferdinand Ramuz, que tendrá dos funciones (sábado y domingo). La pieza contará con la dirección musical de Charles Dutoit, puesta en escena de Rubén Szuchmacher y las actuaciones de Joaquín Furriel, Peter Lanzani y Cumelén Sanz. Annie Dutoit estará a cargo de las narraciones.
El 16, Argerich y el pianista Sergei Babayan ofrecerán una presentación a dos pianos con obras de Prokofiev y Mozart. Y al día siguiente, el surcoreano Dong Hyek Lim interpretará piezas de Franz Schubert. El 18 volverá la orquesta, en este caso la Filarmónica de Buenos Aires, con la dirección de su titular, Enrique Arturo Diemecke y con Dong Hyek Lim como solista, para un repertorio que incluirá el Concierto N°1 en si bemol menor, Op. 23 de Tchaikovski y la Sinfonía N°8 en Sol mayor, op. 88 de Dvorak. En la noche de cierre, el 20, además de El carnaval de los animales de Camille Saint-Saëns se escucharán obras de Dvorak y Prokofiev, por la Orquesta Estable, con dirección de Luis Gorelik.
Entradas para público “sub 35″ a 200 pesos
El Colón pondrá a la venta entradas a 200 pesos para espectadores menores de 35 años para los conciertos del domingo 14, a las 20.30 horas, y del miércoles 17 y jueves 18 de agosto, a las 20. Las entradas para cada concierto sólo podrán adquirirse el mismo día de la función elegida, a partir de las 14. La compra se deberá realizar de manera presencial en la boletería (Tucumán 1171) con DNI. Podrán obtenerse un máximo de dos entradas por persona. La ubicación será elegida por orden de llegada. Al ingresar a la sala deberá presentarse el DNI.
Fuente: Guadalupe Torres, La Nación