Daniel Ricardo Carías, más conocido como “La Tota Santillán”, fue hallado muerto en su casa de Castelar Norte por personal de la Comisaría 7° de Morón de la Policía Bonaerense, luego de un llamado al 911 que alertaba de la situación.
Al llegar al domicilio en la esquina de García y Tucumán, los policías se encontraron con familiares, amigos y conocidos que aseguraron que “La Tota” no respondía mensajes y llamados hace varios días. Así, corrieron a su casa. Continuaron con las llamadas: el teléfono del animador que fue durante años la cara del popular programa Pasión de Sábado, un ícono de la escena de la cumbia y la movida tropical, sonaba del otro lado de la puerta.
Así, el fiscal Patricio Ventricelli, de turno en la jurisdicción, autorizó que la Policía Bonaerense rompa la puerta. Al entrar, vieron al animador muerto, con gran cantidad de quemaduras en su cadáver, rodeado de fósforos, en medio de los restos de un incendio que cortó la luz de la casa.
“Prácticamente todo el cuerpo estaba quemado”, asegura una fuente clave del caso a este medio.
Allí, los familiares hablaron: aseguraron que La Tota se encontraba “muy depresivo por problemas económicos y por la condena que había recibido por violencia de géneroa mediados de 2023.
Afirmaron, incluso, que había intentando quitarse la vida dos años atrás, según confirmaron fuentes del caso.
Nacido el 1 de agosto de 1967, en la localidad de San Martín de la provincia de Mendoza, “La Tota” se convirtió en una figura reconocida en el ámbito de la televisión y la música argentina a raíz de su carisma y energía. Desde muy joven comenzó su carrera a través de presentaciones en clubes bailables y eventos, donde forjó su estilo descontracturado y cercano con las personas.
Sin embargo, no fue sino hasta la década de los noventa en donde Santillán dio el mayor paso de su carrera y llegó a la televisión. Allí se consolidó como conductor de programas vinculados con la música. Fue el rostro de exitosos ciclos televisivos como Pasión tropical y Pasión de sábado, un programa que se transformó en un hito de la cumbia y la música tropical en el país.
Su trabajo relacionado con la música lo posicionó, además, como un aclamado productor musical que le abrió las puertas a diferentes grupos y artistas del género emergente. También, fue presentador del cantante cordobés de cuarteto Rodrigo Bueno y de Walter Joaquin Olmos Gómez.
Apasionado por la música, La Tota grabó varios discos de cumbia y se presentó en diversos escenarios. Aunque no alcanzó la misma popularidad como cantante que como conductor, su presencia en los escenarios siempre fue bien recibida por su público, que lo reconocía por su estilo jovial y festivo.
A lo largo de su carrera, Santillán atravesó altibajos personales, que incluyeron problemas legales y de salud. Pero nunca perdió el cariño de las personas seguidoras de la música tropical. Participó también en diferentes obras teatrales en donde desplegó otra faceta artística, como Pobres pero casi honradas y Hasta que la risa no se pare. Al mismo tiempo, es recordado por su participación en las dos primeras ediciones de Cantando por un sueño, el programa conducido por Marcelo Tinelli.
En el año 2023 fue condenado a cinco años y medio de prisión acusado de ejercer violencia de género contra su expareja Sol Fiasche, madre de sus dos hijas, por hechos que ocurrieron hace casi una década. No obstante, el animador no fue preso dado que la sentencia no estaba firme.
El conductor televisivo había sido hallado culpable de los delitos de “amenazas agravadas por el uso de armas, lesiones leves agravadas por haberse cometido en el marco de la pareja y por mediar violencia de género” en perjuicio de su expareja y de sus hijas Camila y Mía, durante su relación y luego de la separación. También era padre de Leandro y Daniela, producto de una relación anterior.
Asimismo, fue condenado por “amenazas” contra su exsuegro, por el “hurto” del teléfono celular de quien entonces era su contador y por “amenazas coactivas agravadas por compeler a una persona a hacer abandono de su residencia habitual o de trabajo” en perjuicio de una empleada de su expareja.
Fuente: La Nación.