Cada tanto, Nacha Guevara y Alberto Favero vuelve a sus andanzas. La cantante y el compositor tienen un largo historial de producciones juntos y con el ciclo que comenzaron el último fin de semana, hacen repaso de ese trabajo conjunto que comenzó hace casi medio siglo, que abrevó en la obra de grandes compositores y poetas, que se redefinió en los pentagramas de Favero y alcanzó un vuelo sorprendente gracias a las invenciones y el talento escénico de Nacha.
La Carbonera, del barrio de San Telmo, es el lugar que eligieron para estos encuentros de sábado, donde esos guiños al musical, al café concert y la canción de cabaret pueden encontrar su punto de equilibrio.
-¿Se extrañan y cada tanto se vuelven a juntar?
Favero: -¿Es una pregunta celestina? [se ríe]
Nacha: -Es que fueron muchos años de trabajo y de escenario. De muchos escenarios diferentes, de muchos países y circunstancias diferentes. Y con un material muy entrañable, como puede ser el de Mario Benedetti. Y es bello, por los textos y por la música de Alberto. Hoy es difícil conseguir belleza, ¿viste? Y esta es la oportunidad de compartir el escenario con un material muy noble.
-Además de belleza, desde “Anastasia querida” [tema que representa la censura] en adelante, que grabaron a fines de la década del sesenta, sus repertorios tuvieron mucho de confrontación y transgresión. ¿Cómo se contextualiza ese repertorio que traen a “Los boludos”, “La mala reputación”, “De qué se ríe (Sr Ministro), en la Argentina de hoy?
Nacha: -Bueno, todo eso que mencionás se llama contenido. Y no hay belleza sin contenido. Habrá una apariencia de belleza. Y lo que sucede con ese contenido es que sigue vigente. Hemos tenido el privilegio de trabajar con poetas vivos como es el caso de Mario [Benedetti], y con poesía de Martí, de Neruda, de Georges Brassens, de Jacques Brel, de Boris Vian. Y no estamos haciendo un show de nostalgia. En las circunstancias que vivimos lo hace muy actual, funciona. Por otra parte, las cosas que son están hechas con belleza y contenido, la verdad que es difícil que pasen de moda. De moda pueden pasar, porque las modas pasan, pero es cuando alguien los vuelve a ver y siente que si estuvieran escritos hace 20 minutos. Porque el verdadero arte perdura. No es elegante, digamos. Aunque nuestro espectáculo lo sea.
-Hay algo trágico en eso.
Favero: -Aún como documento de un momento, si estuvo bien escrito, si tiene buena partitura y si el artista lo hace con autoridad y con verdad, igual vive. Se transforma en clásico.
-Seguramente sea esa la palabra y lo trágico es que la vigencia de ese contenido demuestre que el mundo no puede salir de lo cíclico.
Nacha: -Pero nosotros no tenemos la culpa de eso.
Favero: -Victor Hugo es un un autor clásico. Si Los Miserables sigue teniendo vigencia no es porque esas mismas cosas siguen ocurriendo.
-Alberto, ¿cuál fue el mayor desafío de los trabajos que hiciste con Nacha, desde finales de los sesenta?
Favero: -Creo que el trabajo en equipo que hicimos con Benedetti. Creo que salió bastante bien, todos nosotros quedamos conformes. Fueron más de 40 canciones. Pero no fue el único material con el que trabajamos. No son materiales “tontos” y están hechos con respeto.

-Bueno, justamente por eso el público puede poner una expectativa extra.
Nacha: – Son divertidos, no solemnes. Yo siempre digo que no sé defender en el escenario algo en lo que no creo. Por eso no soy buena actriz porque un buen actor es capaz, tal vez, de defender un texto que no le gusta o en el cual no cree. Yo no lo sé hacer. A mi me tiene que atraer algo, tiene que haber algo en común, profundo, con lo que hago.
-Y fue más fácil ser ese camaleón de Nacha de Noche donde vos misma eras el punto de partida o abordar personajes como Eva o Tita?
Nacha: -Yo no sé hacer teatro de prosa pero si esos personajes monumentales, con partituras maravillosas. Adoro hacerlos porque, además, en los dos casos pude dirigir, iluminar, pude hacer muchas cosas y son obras que hoy miro y digo: “Guau, están bien hechas”. Y son bellas. Es esta cosa de ser más solitaria y de hacer mis propios shows- Y eso se debió siempre a una a una necesidad de no tener productores, vamos a decir la verdad. Y de inventar como se puede con muy pocos recursos. Crear algo mágico si se quiere, pero con muy pocos recursos. Esta ha sido nuestra nuestra carrera. En 60 años hemos hecho solamente tres espectáculos con directores. Y lo agradezco, porque he aprendido mucho de eso.
-En muchos casos trasladar una producción mediana a lo más pequeño, el piano y la voz.
-Rebuscársela se llama eso. Hacerlo a la Argentina. ¿Tenés con qué? Lo haces con qué. ¿No tenés con qué? Hacelo igual. Porque por ejemplo, una vez hicimos un Nacha de noche con producción de [Carlos] Rottemberg que fue precioso, sin duda, pero también un día el hijo de Violeta Parra nos dijo: “Hay un lugarcito en Coyoacán donde pueden trabajar”. Y eso nos abrió las puertas de México. De modo que, cuando algo es de verdad, se salva de cualquier manera. Y si algo no es de verdad, le podrás poner 100. 000 luces, 3000 bailarines, 400 trajes y toda la parafernalia, pero no será arte. Será un entretenimiento y eso también es bienvenido, porque hay que tener entretenimiento.
Para agendar
Nacha & Favero. Los sábados 15, 22 y 29 de noviembre, a las 22. La Carbonera (Carlos calvo 299).
Fuente: Mauro Apicella, La Nación

