Ozzy Osbourne: 20 temas esenciales

La gran voz del heavy metal dejó un legado descomunal de música, de los clásicos de Black Sabbath a los hits solista

Ozzy Osbourne fue la voz principal del heavy metal. Cuando invocó todo el terror dentro de sí para cantar “¿Qué es esto que está frente a mí?” en el tema “Black Sabbath” de 1970, estableció el molde para todos los cantantes de metal que vinieron después. El cantante, que falleció a los 76 años el 22 de julio, también fue un maestro de las melodías. Fanático empedernido de los Beatles, solía crear sus propias líneas vocales, a veces reflejando un riff de guitarra, otras veces dejando que su voz se elevara por encima de todo, dando forma a algunos de los temas más memorables del heavy metal en el último medio siglo.

Y aunque sus excentricidades fuera del escenario y su fama en la televisión como el Príncipe de las Tinieblas a veces le valieron más titulares que su música, Ozzy siempre fue, ante todo, un compositor de canciones. Acá te presentamos las 20 mejores canciones de Ozzy Osbourne.

“Black Sabbath”, Black Sabbath (1970)

Los musicólogos nunca se pondrán de acuerdo sobre el momento exacto en que nació el heavy metal, pero hay un argumento sólido que señala que ocurrió en la sala de ensayo de Black Sabbath en 1969, cuando escribieron una canción tan poderosa que terminó dándole nombre a su nueva banda. “Sabíamos que teníamos algo”, escribe Tony Iommi en su autobiografía Iron Man. “Se podía sentir, se te ponía la piel de gallina, simplemente se sentía diferente”.
La letra de la canción de seis minutos fue inspirada por un recuerdo de Geezer Butler, quien contó que una vez se despertó después de leer un libro sobre el ocultismo y vio una figura negra y grande al borde de su cama.
La interpretación vocal de Osbourne es escalofriante, con lamentos sobrecogedores como “oh noooo” y “please God help me”, y la canción culmina en un clímax épico.
Esa canción no solo marcó el camino para todas las que vendrían de Black Sabbath, sino que también sentó las bases de todo un nuevo género musical.


“Paranoid”, Black Sabbath (1970)


Hasta el verano de 1970, gran parte de la industria musical veía al heavy metal como un género marginal sin atractivo comercial. Pero luego una banda pequeña de Birmingham, Inglaterra, lanzó “Paranoid” como single principal de su segundo álbum, y el tema entró en los rankings de todo el mundo, alcanzando el puesto número 4 en el Reino Unido y el 61 en EE. UU. La canción, que comienza con un riff de Tony Iommi, se creó en las últimas horas de grabación de un disco que inicialmente iban a llamar War Pigs. Cuando se dieron cuenta de la brillantez de lo que habían hecho espontáneamente, cambiaron el nombre del álbum a Paranoid. El resto es historia del metal. Durante más de 50 años, ya fuera como solista o con Black Sabbath, Ozzy no podía terminar un show sin tocarla. “Yo la llamo mi himno”, dijo Osbourne en 2019. “Es una canción simple con un ritmo efectivo. Tiene su propio color, su propia vibra. Me gusta pensar que en los años venideros la gente seguirá disfrutándola. De vez en cuando aparece una canción de la nada, es un regalo.”


“Iron Man”, Black Sabbath (1970)


Después de una nota de guitarra que parece un suspiro y una voz robótica proclamando “I am Iron Man”, Ozzy narra una historia de horror con tintes de ciencia ficción sobre un monstruo metálico rechazado, en este clásico del álbum Paranoid.
“Se trata de un tipo que inventa una máquina del tiempo, y cuando viaja al futuro, descubre que el mundo va a terminar”, explicó Osbourne en 1970, refiriéndose a la letra escrita por Geezer Butler. “Al volver, se convierte en hierro y la gente no le cree; piensan que no es real. Se vuelve loco y decide vengarse matando personas. Intenta hacer el bien, pero al final todo se vuelve malo.” La fuerza de la canción está en el riff pesado de Iommi, pero es la tristeza en la voz de Ozzy al cantar “Nadie lo quiere, todos giran la cabeza/ Nadie lo ayuda, ahora tiene su venganza” lo que la convirtió en un clásico instantáneo.


“Changes”, Black Sabbath (1972)


La balada de piano “Changes” de 1972 es una canción muy atípica para Black Sabbath, aunque nació de una forma bastante típica: Tony Iommi estaba tomando cocaína una noche mientras improvisaba una melodía. Estaban en el salón de una enorme mansión en Bel Air, donde grababan Vol. 4, y Ozzy escuchó lo que Tony tocaba. “Tarareé una melodía encima”, escribió Osbourne en su autobiografía I Am Ozzy, “y Geezer [Butler] escribió esa letra desgarradora sobre la separación que Bill [Ward] estaba viviendo con su esposa en ese momento. Desde el primer momento me pareció brillante.” Nunca fue lanzada como single, pero se convirtió en una de las favoritas de los fans y en la primera señal de que Ozzy tenía mucho más rango como artista del que los críticos pensaban. Sabbath solo tocó la canción unas pocas veces en 1972 y 1973 porque era muy distinta al resto de su repertorio, pero en 2003 Ozzy la regrabó como un dueto con su hija Kelly, en pleno auge del fenómeno The Osbournes.


“Sabbath Bloody Sabbath”, Black Sabbath (1973)


Black Sabbath compuso su quinto álbum, Sabbath Bloody Sabbath, en un castillo embrujado, lo cual explica por qué Ozzy Osbourne suena como un espíritu poseído, mientras grita su venganza contra quienes dudaron de él. Incluso las partes suaves de rock melódico están cargadas de rabia, todo culminando en una explosión infernal: “Sabbath bloody Sabbath/ Nothing more to do”, aúlla. “Living just for dying/ Dying just for you.” “Esa, para mí, fue la cima de Black Sabbath”, dijo Osbourne en 2004. “También descubrí que, como cantante, la mejor persona para armonizar soy yo mismo: no hay nadie que suene más como vos que vos.”


“I Don’t Know” (1980)


“I Don’t Know” empieza con el sonido de un gong reproducido al revés, lo que genera una introducción perfecta para una canción sobre la confusión. “Cuando la gente tiene éxito empieza a filosofar como si fueran gurús de barrio”, dijo Ozzy una vez. “Yo no soy ese tipo de persona, soy un jodido rockero disléxico, así que ‘I Don’t Know’ es mi forma de decir: ‘No me hagas preguntas, no sé’.” “Tenés que creer en alguien,” canta sobre un riff potente. “Me preguntan quién tiene razón, a quién seguir. No me preguntes, no lo sé.” El tema abre su primer álbum solista, Blizzard of Ozz, y con una interpretación vocal muy al estilo de Lennon, sumada a un solo explosivo de Randy Rhoads, estableció perfectamente el tono de su carrera solista.


“Crazy Train” (1980)


¡Todos a bordo! “Crazy Train” fue el primer gran éxito solista de Ozzy y la presentación perfecta de su nueva etapa post-Sabbath. Con un riff rápido y galopante de Randy Rhoads, y una letra sobre la angustia del mundo durante la Guerra Fría escrita por el bajista Bob Daisley, Ozzy dejó atrás el estilo denso de su antigua banda y creó una nueva forma de metal distintiva de los años 80. Su voz suena optimista pero cautelosa cuando canta: “Crazy, but that’s how it goes”, antes de lanzar su característico grito en el estribillo: “Mental wounds still heeaaling.” “Cuando hicimos ‘Crazy Train’, supe que teníamos algo bueno”, dijo Osbourne una vez. “Fue una época mágica.”

“Mr. Crowley” (1980)


Jimmy Page pasó gran parte de los años setenta negando los rumores de que la música de Led Zeppelin estaba inspirada por el satanista inglés Aleister Crowley, pero a principios de los ochenta, Ozzy fue directo al grano y llamó a su segundo single como solista “Mr. Crowley”. “Leí varios libros sobre Aleister Crowley”, escribió en las notas del compilado The Ozzman Cometh. “Mientras grabábamos el álbum Blizzard of Ozz, había un mazo de cartas del tarot que él había diseñado tirado por el estudio. Bueno, una cosa llevó a la otra y nació la canción ‘Mr. Crowley’”. Coescrita con Randy Rhoads y el bajista Bob Daisley, la canción llegó al puesto 46 en el Reino Unido y, tras el enorme éxito de “Crazy Train”, solidificó la idea de que Ozzy como solista no era un éxito pasajero. Iba a durar mucho tiempo

“Suicide Solution” (1980)


Ozzy Osbourne estaba profundamente sumido en el alcoholismo cuando comenzó a trabajar en Blizzard of Ozz, lo que inspiró al bajista/letrista Bob Daisley a escribir una canción sobre las posibles consecuencias fatales de su adicción. “El vino está bien, pero el whisky es más rápido”, escribió. “El suicidio es lento con licor / Toma una botella, ahoga tus penas / Luego se inunda el mañana”. Fue una de las canciones destacadas del álbum, y ha sido una favorita en vivo durante décadas, pero algunos críticos pensaron que la canción promovía el suicidio. “‘Suicide Solution’ no fue escrita como, ‘Oh, esa es la solución, el suicidio’”, dijo Osbourne en 2020. “Yo era un bebedor empedernido y me estaba bebiendo hasta la tumba. Esa era la solución suicida”. Cinco años después del lanzamiento de la canción, los padres de un adolescente que se suicidó demandaron a Osbourne, alegando que la canción fue la causa. Un juez finalmente desestimó el caso. —A.G.https://open.spotify.com/embed/track/7vGOHxPXPDEc3YOyihLuPt?utm_source=generator


“Flying High Again” (1981)

Ozzy nunca escondió sus demonios, especialmente sus adicciones a las drogas y al alcohol. En “Flying High Again” (Volando alto otra vez), las celebró. “No podés ver lo que ven mis ojos”, canta con urgencia sobre quienes lo juzgan. “Y no podés estar dentro de mí… volando alto otra vez.” Es una celebración de estar colocado, mientras Ozzy apunta su caleidoscopio hacia adentro. “De repente me di cuenta de que cuando era adicto a las drogas, solía escribir cosas como ‘Flying High Again’, ‘Snowblind’, toda esa mierda”, le dijo Osbourne a Spin en 1986. “Y la otra noche pensé: ‘¡Mierda!, canto una canción a favor y luego, enseguida, otra en contra’. Pero el tema es que eso está bien… Es parte de mi vida. Es parte de lo que soy y de lo que seré.”


“Diary of a Madman” (1981)


Ozzy Osbourne siempre describió su sociedad musical con Randy Rhoads como una de las más importantes de su vida. La pareja comenzó a trabajar en lo que se convertiría en “Diary of a Madman” —su extenso y gótico retrato de la locura— mientras compartían un departamento en Londres. Una vez, mientras Rhoads tomaba una clase de guitarra clásica, Osbourne entró y le preguntó qué estaba tocando, según contó luego a Revolver.
“Mozart”, respondió Rhoads.
“Perfecto. Lo vamos a robar”, dijo Ozzy.
“No podemos robarle a Mozart”, contestó Rhoads.
Trabajaron en ello, el bajista Bob Daisley escribió una letra sobre un colapso nervioso que tuvo a los 16 años, y Osbourne canalizó esas palabras en un grito al estilo de Munch. “Cuando Randy terminó de trabajar en eso, casi no quedaba nada de Mozart”, recordó Osbourne.


“Bark at the Moon” (1983)


Cuando Ozzy empezó a trabajar en Bark at the Moon en 1983, tuvo que volver a establecerse como artista sin su guitarrista icónico y querido a su lado. Randy Rhoads había muerto en un accidente de avión el año anterior, y Ozzy reclutó a Jake E. Lee para la tarea casi imposible de reemplazarlo. La primera canción que se escuchó de esta nueva etapa de su carrera fue la pista que da nombre al disco. La canción trata sobre una criatura tipo hombre lobo que regresa de la muerte para aterrorizar a un pueblo, lo que la convierte, esencialmente, en un “Iron Man” para los años ochenta. “El título de esta canción en realidad vino de un chiste que solía contar”, escribió Ozzy en las notas de su recopilatorio The Ozzman Cometh, “donde el remate era ‘comé mierda y ladrale a la luna’.” La canción es una vitrina tanto para las habilidades virtuosas de Lee como para la capacidad de Ozzy de convertir una canción de metal en una película de terror mental. La sociedad Lee-Osbourne duró solo un álbum más (The Ultimate Sin, 1986), y esta canción los muestra en su mejor momento.


“Shot in the Dark” (1986)

Aunque Ozzy Osbourne llevaba una década y media creando éxitos, consideró “Shot in the Dark”, coescrita con el bajista Phil Soussan, su primera canción. La canción, que fue la primera en aparecer en la lista de éxitos pop de Billboard y dominó MTV con su fantástico video sobre posesión, presenta una tensa línea de guitarra sobre la que Osbourne canta sobre ser un asesino a sueldo ambivalente. “Pagué por matar, pero no parece correcto”, canta, “Hay algo ahí en lo que no puedo creer”. Pero su estribillo cortante, “Just a shot in the daaark”, la convirtió en un éxito. “No podía creer que Ozzy Osbourne tuviera un sencillo exitoso”, escribió en las notas de The Ozzman Cometh. “Me río mucho cada vez que veo el video de esta canción. Parezco un camionero tatuado con un vestido de lentejuelas”.


“Close My Eyes Forever” (con Lita Ford) (1989)

El primer concierto de Lita Ford fue viendo a Black Sabbath a los 13 años en 1971. Casi dos décadas después, tras consolidarse con los Runaways y como solista, se encontró improvisando y emborrachándose con el cantante principal de Sabbath y su esposa en su nueva casa. “Había una pequeña habitación con una guitarra y un teclado y empezamos a tontear, cantando y tocando, y escribimos ‘Close My Eyes Forever’”, recordó una vez. La canción presenta la forma arácnida de tocar la guitarra de Ford, y los dos artistas comparten voces sobre la contemplación del amor y la eternidad. “Lo siguiente que supe fue que estaba saliendo el sol”, recordó. “Lo miré y pensé: ‘Oh, oh, estamos en problemas’. Sharon había estado esperando toda la noche… [Pero] entonces tuvimos este éxito”. Alcanzó el número ocho en la lista pop de Billboard


“Mama, I’m Coming Home” (1991)


“Crazy Train” puede ser la canción insignia de Ozzy Osbourne tras su etapa con Black Sabbath, pero su balada poderosa de 1991, “Mama, I’m Coming Home”, es en realidad la única vez que uno de sus temas como solista ingresó al Top 40. La escribió junto a Zakk Wylde y Lemmy Kilmister para su álbum No More Tears. “Todos piensan que es sobre mi madre”, le dijo Osbourne a Planet Rock. “Pero no lo es. Yo le digo ‘Mama’ a mi esposa, Sharon… Se me ocurrió la idea para esta canción y [Lemmy] escribió la letra en unas tres horas.” La canción se convirtió en un clásico de MTV y ayudó a Ozzy a ganarse a una audiencia completamente nueva. Se mantuvo como una parte clave de sus shows en vivo durante años, y cuando Sharon atravesó su lucha contra el cáncer a comienzos de los 2000, a Ozzy le costaba cantarla cada noche sin romper en llanto.


“I Don’t Want to Change the World” (1991)


Ozzy Osbourne siempre sonaba mejor cuando era auténticamente él, y pocas canciones eran tan personales como “I Don’t Want to Change the World” (aunque la letra fue escrita por Lemmy Kilmister, de Motörhead). La canción capturaba a la perfección la rebeldía de Osbourne y su sentido del humor al mismo tiempo. “Decime que soy un pecador, tengo noticias para vos”, escupe en un momento. “Hablé con Dios esta mañana, y no le gustás.” “El significado de esta canción es evidente, con frases como ‘Decime que soy un pecador, tengo noticias para vos’; bueno, es una especie de parodia de mí mismo, ¿sabés?”, escribió Osbourne en las notas de The Ozzman Cometh. Gracias a los riffs vibrantes de Zakk Wylde y un estribillo demoledor, la canción se convirtió en un elemento fijo de sus conciertos, y la versión en vivo capturada en el álbum Live & Loud le valió un Grammy.


“No More Tears” (1991)


Los años noventa fueron una época brutal para casi todas las bandas de metal de décadas anteriores. Gigantes como Iron Maiden, Judas Priest e incluso Black Sabbath no supieron cómo adaptarse a la era del grunge. Ozzy Osbourne fue la gran excepción. Inició la década con No More Tears, su segunda colaboración con el guitarrista Zakk Wylde. La canción que da título al disco nació de una improvisación entre Wylde y el resto de la banda de Osbourne en ese momento, y eventualmente se convirtió en una épica de seis minutos con múltiples partes, que casi podría considerarse metal progresivo. “[El productor] John Purdell escribió la letra y yo hice la línea melódica”, le dijo Osbourne a Planet Rock. “Eso me llevó a los años noventa.”


“I Just Want You” (1996)


Entre todas las contradicciones de la vida, todo lo que Ozzy Osbourne quería era estabilidad —y esa es la idea detrás de “I Just Want You”. “Esta es mi canción favorita de Ozzmosis”, escribió Osbourne en las notas de The Ozzman Cometh. “[El compositor Jim Vallance y yo] escribimos estas líneas increíbles: ‘No hay sueños imposibles, no hay costuras invisibles.’ Y después de todas esas cosas tremendas que se dicen en la canción, la línea final, ‘No pido mucho, solo te quiero a vos’, parecía una buena forma de resumirlo todo.” Pero es el puente urgente de la canción —donde Osbourne canta: “Estoy harto y cansado de estar harto y cansado / Solía irme a la cama tan colocado y acelerado”— donde aparece su verdadera honestidad.


“Dreamer” (2001)


“La gente dice que [‘Dreamer’] es como el ‘Imagine’ de Ozzy, y lo tomo como un cumplido”, dijo Osbourne una vez. Gracias a una suave línea de piano y arreglos orquestales al estilo George Martin, Osbourne cumplió su fantasía de convertirse en miembro de su banda favorita, los Beatles. En el tema canta sobre el destino del medioambiente y su esperanza en el futuro, lo que lleva a un estribillo empalagoso: “Solo soy un soñador / Sueño mi vida / Solo soy un soñador / Que sueña con días mejores.” Pero al igual que con los Beatles en sus momentos más azucarados, la voz de Osbourne siempre suena sincera. “[La canción] transmite una sensación de esperanza”, dijo en una ocasión. “Es muy positiva.”


“Patient Number 9” (2022)


En Ordinary Man (2020) y su ganador del Grammy Patient Number 9 (2022), Osbourne colaboró con artistas que lo inspiraron, colegas y músicos a los que él mismo inspiró. En “Patient Number 9”, trabajó con su eterno colaborador Zakk Wylde, el bajista de Metallica Robert Trujillo (quien alguna vez fue parte de la banda solista de Osbourne), Chad Smith de los Red Hot Chili Peppers, el productor Andrew Watt y el legendario guitarrista Jeff Beck. La canción es una épica oscura y extensa, en línea con las primeras grabaciones solistas de Osbourne, donde canta de manera convincente, una vez más, sobre la locura. “La voz de Ozzy siempre ha sido una bendición para mí”, dijo Trujillo una vez. “Es simplemente hermosa: el alma, la suciedad, la garra, e incluso las notas que a veces le cuestan forman parte de lo que lo hace tan especial.”

Fuente: Rollingstone