Represión: El punk antes del punk

Se publica el libro «El camino de Los Violadores hacia su disco debut en una Argentina violenta», de Pil Chalar y Juan Ignacio Provéndola, con prólogo del Ruso Verea. Será presentado el miércoles 10 de diciembre en Strummer. Invitados: Sergio Gramática y Beto Zamarbide.

Después de la última reunión de Los Violadores con su formación más célebre, Pil Chalar incubó un deseo final: dejar un registro para siempre del primer disco de la banda, aquel que fue grabado durante la Guerra de Malvinas pero logró editarse recién en diciembre de 1983, tras la vuelta de la Democracia. Un material que fue pionero absoluto del punk en Iberoamérica y que con el tiempo se convirtió en una pieza de culto para todos los deudores del género.

Así, convocó a su amigo y periodista Juan Ignacio Provéndola y le propuso hacer juntos un libro sobre aquella experiencia influida por el entorno violento en el que se desarrolló, plena Dictadura cívico-militar y las dificultades que eso implicaba para un grupo de veinteañeros dedicados a un género de choque y protesta. Con un profundo trabajo de archivo y más de 30 entrevistados, Chalar y Provéndola llevaron adelante un proyecto que contó con dos becas del Fondo Nacional de las Artes.

Sin embargo, y a pesar de que el libro llegó a estar prácticamente terminado, el sorpresivo fallecimiento de Pil obligó a ponerlo pausa. Juan Ignacio decidió esperar todo el tiempo que fuera posible para que se procesara su partida y sanara el duelo. Finalmente, cuatro años después, “Represión: el punk antes del punk” sale a la calle en formato autogestivo y con la colaboración de Radio Trípoli.

Preventa a precio promocional hasta el 10 de diciembre, día en el que será presentado a las 19 hs en Strummer Bar con las presencias de Juan Ignacio Provéndola, el baterista de Los Violadores Sergio Gramática y el cantante de V8 Beto Zamarbide con la moderación de Mariano Asch.

Más info: @rockpolitik.ok | [email protected]

Introducción por Pil Chalar (marzo de 2021 desde Lima, Perú, a 40 años de su ingreso a Los Violadores)

El primer disco de Los Violadores lo componen sus canciones, pero también su periferia: la consolidación de esa formación iniciática, los shows en lugares imposibles, la represión, las críticas… y la gente que se acercaba a vernos pese a todo. Fue la gesta de cuatro pibes que lucharon por hacer oír en plena dictadura sus propias canciones de punk, el lenguaje que fue capaz de unirnos a pesar de nuestras diversas procedencias y formas de ver el mundo. Y al que, modestamente, creo que contribuimos con esa obra fundacional.

Pasamos en esos años por muchos tropiezos. Y, si bien lo grabamos bastante rápido, el álbum tardó un año y medio en editarse. Lo cual hizo que nos fuéramos desinflando. Cuando sale, encima, la banda cambia su alineación y comienza otra historia distinta. Pero, con el tiempo, comprendí que aquello había significado toda una épica de la que no éramos por completo conscientes mientras sucedía.

Recién con los años lo valoré como mi álbum favorito de Los Violadores. Porque, por un lado, es el del cual más recuerdos conservo, a pesar de ser el más viejo de todos los que grabé. Pero también, quizás, es el que mejor supo representar el espíritu de la banda: teníamos veinte años, no tantos shows encima, descubrimos el estudio de grabación como púberes pero con nuestras propias canciones y pudimos ser parte de la renovación de la cultura rock argentina con algo que nos distinguía de los demás. Y no siempre te toca el ancho de espadas. Pero cuando el disco salió a la calle sentí como pocas veces en mi vida que esa baraja había llegado a mi mano.