“Strange fruit”, el tema de Billie Holiday que resurgió como himno de las protestas antirraciales en Estados Unidos

ESCUCHÁ LA CANCIÓN. La canción de 1939 puso por primera vez el foco en una de las cuestiones más irresueltas para Estados Unidos

Strange Fruit es quizás la canción con con la que más se identifica a Billie Holiday. “De los árboles del sur cuelga un fruto extraño/ sangre en las hojas, sangre en la raíz/ Cuerpos negros balanceándose en el viento del sur/ Fruto extraño colgando de los álamos”, dicen esos versos desgarradores. En 1999, la revista TIME la declaró “La mejor canción del siglo XX”. Más de 60 años después de la muerte de la gran cantante jazz estadounidense, esa historia insoportable de racismo y linchamientos ha resurgido como el himno de las protestas raciales de Estados Unidos.

La trastienda de esa canción ya se ha contado muchas veces. Lady Day, como también era conocida Billie, la cantó por primera vez en el Cafè Society en Nueva York en 1939. Era un nightclub único, considerado “el lugar equivocado para la gente de derecha”.

(The Grosby Group)

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Ese lugar, desde cuyo techo colgaba una una marioneta de Hitler con rasgos de mono, era el ideal para Strange Fruit. La canción fue compuesta por Abel Meeropol (seudónimo de Lewis Allan, un maestro comunista judío del Bronx) después de ver una foto que retrataba el linchamiento de dos jóvenes afroamericanos: Thomas Shipp y Abram Smith. Colgando de un árbol, como extrañas frutas ensangrentadas, rodeados de una multitud de blancos con una sonrisa alegre y sombría.

Los responsables de estos asesinatos fueron encapuchados con túnicas blancas, más conocidos como Ku Klux Klan (KKK). Sin embargo, en 1939 la mayoría de los blancos no condenaban los linchamientos racistas y guardaban silencio porque los afroamericanos, en su supuesta inferioridad, debían ser domesticados. Las cruces gigantes de fuego dejadas cerca de los ahorcados eran su macabra advertencia. Un total de aproximadamente 3.833 personas fueron linchadas desde 1889 hasta ese momento.

(The Grosby Group)

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Cantar una canción tan cruda frente a una audiencia de blancos requería coraje, pero Billie no estaba intimidada. Ella había sufrido y seguía sufriendo las consecuencias del racismo. Desde muy chicha se había acostumbrado al dolor, separada de sus padres, violada con solo diez años, trabajando como prostituta en Harlem. Ya convertida en una estrella, debía entrar a los locales por la puerta trasera y en las giras no podía utilizar el mismo transporte que los demás músicos, ni compartir el mismo hotel. “Puedes estar caminando por la calle con un vestido muy caro y gardenias en el pelo y no ver ni una caña de azúcar en kilómetros a la redonda y aún así seguir trabajando en una plantación”, explicó alguna vez.

Las cónicas cuentan que esa noche de 1939 el espectáculo estaba a punto de terminar. Todas las luces estaban apagadas, excepto una, la que iluminaba a Lady Day en el escenario. Los camareros dejaron de servir en las mesas, el silencio era absoluto. Las luces se encendieron en el pasillo y ella salió al escenario.

(The Grosby Group)

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“Aquí está la fruta para que la arranquen los cuervos/ Para que la lluvia la tome, para que el viento la aspire/ Para que el sol la pudra, para que los árboles la suelten/ Esta es una extraña y amarga cosecha”. Al final, una mujer comenzó a aplaudir nerviosamente, pronto seguida por toda la audiencia. Algo se había despertado en sus conciencias.

El legado de esta canción, así como la cosecha, es amargo. La canción marcó un antes y un después en la vida de Holiday: de un seductora cantante de jazz a cantante comprometida políticamente. “No pasó mucho tiempo para convertirme enesclava entre los mejor pagados. También tomaba mil dólares a la semana, pero en cuanto a la libertad, no tenía más que cuando podía tener al trabajador más pésimo en Virginia, hace cien años”, reflexionó sobre su vida.

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Hasta varios biógrafos de Billie Holiday insisten en que la persecución policial que la artista sufrió por sus adicciones tiene como causa esta canción. Es algo difícil de probar. Aunque no sería osado afirmar que esa misma canción interpretada por otro cantante no hubiera conocido el mismo éxito.

Los cierto es Strange Fruit marcó un punto de inflexión. Surgió como un manifiesto político, afectó a las conciencias y, como afirmó la activista de derechos afroamericanos Angela Davis, “coloca los elementos de protesta y resistencia en el centro de la cultura musical negra contemporánea”. Censurada en las radios estadounidenses y por largo tiempo olvidada, la canción puso por primera vez el foco en una de las cuestiones más irresueltas para Estados Unidos, ochenta años antes que la muerte de George Floyd volviera a desatar la rabia.

Fuente: Infobae