Podría valer más de 30 millones. Es un ciudadano belga que obtuvo la pintura hace diez años, para ayudar a un desconocido. Ahora espera que se confirme si se trata de una pieza maestra.
En la residencia, construida en 1892, proliferan árboles centenarios distribuidos en 17.000 m2 de parque.