La tendencia es hacerlos cada vez más recargados: pedazos de bizcochuelo, crema, chocolates, bombones, todo vale. Se venden abiertos y pesan más de medio kilo.
Del color atractivo al sabor inesperado, Quisqueya Henríquez propuso una producción de arte efímero que estudia los estereótipos y ambivalencias históricas sobre aquella región.