El historiador alemán Hartwig Fischer asumió su responsabilidad y admitió que la institución no respondió “exhaustivamente” a las denuncias por desaparición de valiosas piezas de su acervo
Se lo conoce como el déspota cruel que tocaba música mientras se incendiaba Roma. Para los curadores de esta exhibición, eso es exactamente lo que sus enemigos querían que se pensara.