Restaurar libros y encontrar esos títulos que suman valor cuando están dedicados por los autores, a veces a otros autores, es un universo que sigue teniendo adeptos a los que se les dibuja una sonrisa cunado venden un ejemplar que los conmueve.
Esa es la consigna del director para que no desaparezca la sala ubicada en Balvanera. «Queremos que nos sobreviva como legado para toda la comunidad. Si no concretamos la compra del inmueble quedaríamos en la calle», manifestó Rubén Hernández Miranda. Por Carlos Marrero, especial para DiariodeCultura.com.ar.