Incluso en ese mundo de politiquería despiadada, muertes sospechosas y planes de alto riesgo, la escandalosa reputación de la emperatriz Valeria Mesalina se destaca
Santiago Muñoz Machado recuerda la reacción de la feminista Carmen Calvo, vicepresidente del Gobierno español, cuando recibió un informe sobre el tema que ella misma había solicitado a la Academia