La Tate Modern de Londres publicó un recorrido virtual a la gran retrospectiva dedicada al artista estadounidense, que incluye sus icónicas imágenes pop de Marilyn Monroe y las latas de sopa de Campbell, entre otras obras del artista.
Picasso la inmortalizó en sus pinturas. Y, de paso, la caricaturizó, ya que en lugar de ser reconocida como una artista por derecho propio, Dora Maar, una de las fotógrafas más representativas del surrealismo, y musa y amante del pintor durante nueve años, se convirtió, para muchos, en la modelo desdichada de retratos como La mujer que llora, especie de lamento del famoso artista frente a los estragos de la Guerra Civil Española.