Desde Rumania, hasta Sudáfrica y China, de Escocia a Arabia Saudita y Brasil, las últimas incorporaciones reconocidas por la organización mundial subrayan la riqueza del acervo global que combina cultura y naturaleza.
Hay una advertencia mundial sobre una posible catástrofe que involucre a edificios históricos, colecciones piezas de arte y demás tesoros de una cultura milenaria, puestos en peligro por el avance de la guerra