La compra de ‘likes’, comentarios y seguidores falsos se ha convertido en una práctica tan común que buena parte del dinero que las marcas invierten en visibilidad es directamente dinero perdido.
Libertad de expresión en peligro. Hay preocupación de que los intentos por suprimir contenido de odio sirva de excusa a algunos gobiernos para reprimir el disenso.