En la tormentosa noche del 27 de agosto de 1990, moría a los 35 años, al estrellarse en Wisconsin el helicóptero que lo trasladaba en plena gira, Stevie Ray Vaughan, el genial guitarrista que modernizó al blues al crear un novedoso sonido que fusionaba el tradicional género con un estilo «pirotécnico» ligado a un linaje rockero.