En 1957, el cerebro del Holocausto mantuvo largas conversaciones con Willem Sassen, un periodista nazi, en las que se mostraba orgulloso de su planificación en el exterminio judío. Cinco años después, moriría en la horca en Tel Aviv, tras un histórico juicio en el que argumentó haber cumplido órdenes superiores. Las cintas perdidas de Eichmann grabadas en una casa de Florida, provincia de Buenos Aires