David Guerrero Guevara salió de su casa una tarde de abril de 1987 para ir a una galería donde exponía una de sus obras. Tenía 13 años y se lo consideraba una de las mayores promesas de la pintura española. Nunca más se lo vio. Las sospechas que van desde un turista suizo, pasan por un hombre enigmático a quien nadie logra identificar y llegan a una supuesta red de trata infantil