Una noche reciente, poco después de las 22:00, un auto se detuvo en el área donde comienza un bosque. La puerta se abrió y salieron tres chicos: dos niños rubios de 12 y 15 años, así como una niña de 12 años con coletas oscuras y una mochila llena de emojis. Luego el conductor puso el auto en marcha y se alejó velozmente, haciendo crujir la grava bajo sus llantas.