«Autoconcierto»: Coti inauguró una nueva forma de hacer shows en vivo en cuarentena

Un atardecer con música en vivo y en directo, pero en tiempos de pandemia.

El cantautor Coti Sorokin ofreció, en un predio ubicado en Alvear y el Río, San Isidro, el primer «autoconcierto» que se realiza en la Argentina. Fue una manera de experimentar otra alternativa – a los streamings en vivo – que permita poner en marcha la actividad musical, una de las más afectadas por la pandemia Covid-19, especialmente por el tiempo que llevará el retorno del público a este tipo de espectáculos de manera habitual y, sobre todo, segura.

En realidad, fueron dos los conciertos para un público que vio y escuchó desde sus automóviles. El primero (para prensa e invitados, al que asistió LA NACION) comenzó poco después de a las 18, y el segundo, para público general, programado para las 21. La experiencia, más allá del hecho artístico de Coti, brindó la posibilidad de generar un nuevo hábito relacionado al entretenimiento y basado en aquella vieja costumbre del autocine, que tuvo su auge entre las décadas del cuarenta y del sesenta del siglo pasado.

Claro que no es lo mismo ver un concierto que una película. Porque mientras que en el cine nadie aplaude en medio de una proyección, a los tres minutos de comenzado el show de Coti se escucharon los primeros bocinazos (que reemplazaron a los aplausos).Y para el segundo tema, «Antes que ver el sol», se veía mucha gente asomada por las ventanillas y los techos corredizos. «Leo muchas patentes conocidas», bromeaba Sorokin. Y enseguida pidió que las bocinas sonaran todas juntas y con ritmo.

Un público familiar (y bien abrigado) asistió al primero de los "autoconciertos" de Coti Sorokin

Un público familiar (y bien abrigado) asistió al primero de los «autoconciertos» de Coti Sorokin Crédito: Ignacio Sánchez

Después de algunos ejercicios de claxon hizo sonar «Por ahí», tema que escribió y grabó en cuarentena. «Soy ese que muerde el anzuelo y empieza de nuevo», roqueaba con su banda, Los Brillantes. Apenas pasados quince minutos ya había puesto quinta (o sexta) en el motor de su banda y fue descargando hits («Andar conmigo», «50 horas», «Nada fue un error»). Y no se tiró de cabeza al público como en los recitales de estadios, pero bajó del escenario y cantó mientras caminaba entre los autos.

Sensaciones

El recital se llevó a cabo luego de una tarde soleada y ventosa, en la que muchos salieron a las calles en plan recreativo (en la costa de San Isidro hubo mucha actividad deportiva a vela). El viento sacudió con fuerza e intensidad las palmeras del predio y Coti habrá tenido que sujetar con fuerza la púa de su guitarra para que no terminara estampada en algún parabrisas.

Coti Sorokin durante el show junto al río
Coti Sorokin durante el show junto al río Crédito: Ignacio Sánchez

El espacio se configuró para 80 autos. A esta cifra hubo que multiplicarla por cuatro para obtener el número máximo del aforo para este concierto, aunque no todos los vehículos llevaron tanta gente. Como telón de fondo se utilizaron los camiones pantalla en los que habitualmente se proyectan las películas en Autocine al Río y delante se colocó un escenario de once metros de ancho por seis de profundidad, para garantizar que se cumplieran, entre los músicos, los protocolos de distanciamiento social. El sonido para los artistas fue con monitoreo directo, pero para el público no se utilizó lo que técnicamente se conoce como PA, con grandes líneas de parlantes, sino una transmisión por FM para escuchar desde la radio de cada auto. Sin embargo, en la práctica, el gran volumen del escenario y el viento que soplaba desde el río permitieron que el público también escuchara en directo.

La "nueva normalidad" también llega a los recitales, como el que dio Coti Sorokin en San Isidro
La «nueva normalidad» también llega a los recitales, como el que dio Coti Sorokin en San Isidro Crédito: Julián Bongiovanni

«Todo esto es ir adaptándose a nuevas realidades. En ese sentido, los músicos estamos preparados. Para tocar en diferentes recintos y con diferentes monitoreos. El hecho de haber estado en escenarios disímiles, algunos grandes, otros chicos, en teatros o en lugares abiertos, creo que me da la experiencia para adaptarme a una situación como esta. No lo veo como un inconveniente», decía Coti, minutos antes de subir al escenario, en un intercambio de WhatsApp con LA NACION.

Coti Sorokin en el autocine de San Isidro
Coti Sorokin en el autocine de San Isidro Crédito: Ignacio Sánchez

Los desafíos

Para los productores de este show el mayor desafío no fue artístico ni técnico sino lograr que el público comprendiera que el hecho de ingresar con el auto no significaba tener el estacionamiento a pasos del recital, sino que el coche era parte del recital. Nadie debía bajarse de su vehículo. Incluso, para pedir comida no hubo que acercarse a ningún puesto, se pedía por WhatsApp y llegaba por delivery. Pero lo cierto es que algunos (no muchos, afortunadamente), entusiasmados por la música, desoyeron algunas reglas.»Tengo claro que son coches lo que estarán delante de mí – explicaba Coti, minutos antes de subir a cantar- pero, bueno, adentro habrá gente y supongo que voy a poder ver caras. Algunos se asomarán por las ventanillas. Por supuesto que me intriga cómo expresarán su participación, algo que es tan importante en los conciertos. Pero lo estamos inventando. No podemos pretender que todo sea como uno piensa. Hay que ver cómo se da. Seguramente habrá un nuevo idioma, con nuevos códigos de comunicación. La idea es hacer un punto de partida desde el cual vayamos mejorando y haciéndolo cada vez más humano».

Distanciamiento social: Coti Sorokin y sus fans
Distanciamiento social: Coti Sorokin y sus fans Crédito: Ignacio Sánchez

¿El resultado de lo que sucedió anoche es el parámetro para continuar con este tipo de conciertos? «Uno no plantea un proyecto así para que sea un one-shot. Estamos viendo otras posibilidades en La Plata y Luján. Siempre respetando lo que digan las autoridades sanitarias, la idea es extender esto. Porque hasta que no esté la vacuna generalizada en la población, los conciertos, tal como los vivíamos antes, van a tardar en volver. Ojalá que este sea el primero de muchos conciertos, no solo míos. Estamos abriendo una puerta a un montón de gente que empieza a pensar que esto se puede realizar, y que hay que buscar cada vez mejor las condiciones y la ayuda. No dinero del Estado. Lugares, recurso humano, publicidad, difusión. Acá hay mucha gente que trabaja y que mañana tiene que volver a trabajar en estos conciertos. Eso es lo más importante».

Si hubiera que jugar (como muchas otras veces), con alguna de las frases de sus canciones, habría que decir que «nada de esto fue un error»; fue otra manera de generar ideas y trabajo para la «nueva normalidad».

Como en todo recital, en el autoconcierto de Coti no faltaron los celulares
Como en todo recital, en el autoconcierto de Coti no faltaron los celulares Crédito: Ignacio Sánchez

Otros espacios

El autocine es una de las alternativas que podría tener más crecimiento en estos tiempos de pandemia. A algunos kilómetros del Autocine al Río, mientras Coti hacía sus shows en San Isidro, estaba programado para las 23 la inauguración en el Estadio Obras de la Ciudad de Buenos Aires un autocine para 150 vehículos, que funcionará de jueves a domingo, con dos proyecciones diarias de títulos de estreno. Además, ofrecerá un servicio de comidas que se solicitará mediante una app.

De este modo, el estadio que fuera la meca porteña del rock se suma a la tendencia de los autocines, que crece en varias provincias, como San Juan y La Pampa, y sigue sumando espacios en la de Buenos Aires (Martínez, Canning, Cañuelas, Ingeniero Maschwitz y San Miguel, entre otros). En la ciudad,se sumarán pronto a la oferta autocines en La Rural y en Punta Carrasco.

Fuente: Mauro Apicella, La Nación