El boom de los musicales, un fenómeno que esquiva la crisis

Matilda, Querido Evan, Heathers, Come from away, Shrek, Piaf, Drácula: las adaptaciones criollas de títulos de Broadway o Londres brillan en esta temporada. Elencos enormes, música en vivo, castings larguísimos y grandes despliegues de producción caracterizan a estas puestas que parecen salidas de un contexto económico muy diferente al de Argentina 2023.

Un repaso por la cartelera teatral porteña arroja en esta temporada una marca distintiva que sorprende: la numerosa cantidad de musicales traídos de Broadway o Londres, adaptados en versiones locales. Son enormes y costosas producciones, que involucran a equipos de cientos de personas (¡si hasta llegan a necesitar cocina propia adentro del teatro!), pre producciones de años, larguísimos castings. Música en vivo en muchos casos y grandes elencos de cantantes, bailarines y actores, a veces, niños o adolescentes, en un país que, sin tradición de formación para el género como tal, comienza a mostrar el valorado «semillero» sobre tablas. Y hasta terminand «exportando» la puesta (así ocurrirá con Come from away en Madrid).Matilda, Querido Evan, Heathers, Come from away, Shrek, Piaf, el siempre vigente Drácula, son los musicales que se despliegan y sorprenden en esta temporada teatral. Otros títulos como La tiendita del horror bajaron de cartel hace poco pero ya preparan una nueva temporada. 

Matilda, niñes que sorprenden

Matilda, el musical estuvo doce años en Londres y cuatro en Broadway, trae la «marca» Roald Dahl (es uno de los títulos más conocidos del muy conocido autor inglés) y, sobre todo, de la popular adaptación cinematográfica de los 90, protagonizada por Danny DeVito (Netflix ya hizo, además, la película del musical). En esta versión sorprenden la versátil Laurita Fernández (encarna a la maestra, señorita Miel), Agustín “Soy Rada” Aristarán como la aterradora y niño-odiante directora Tronchatoro (en una fantástica caracterización), y sobre todo –el gran hallazgo y el gran gancho de esta obra para toda la familia– un elenco de niños que cantan, bailan y sostienen parlamentos larguísimos con total destreza. La dulce, inteligente y lectora Matilda debe lidiar no solo con el castrador sistema escolar que se abre de diferentes maneras en escena, también con una familia tilinga dedicada a ver la tele y hacer negocios truchos (José María Listorti Fer Metilli). 

En Matilda sorprenden las actuaciones de niñas y niños muy pequeños.

La mega puesta que se despliega en el Gran Rex no se ahorra detalles, con escenografías que giran, espacios que aparecen y desaparacen, fondos de letras lumínicas que se expanden más allá del escenario, y hasta un cuadro en el que el público es activo participante arrojando avioncitos de papel. Aunque el fuerte es teatral y musical, todo está dispuesto alrededor de una idea de «experiencia inmersiva».  

La historia la cuenta Carlos Rotemberg –uno de los productores, junto a MP, Ozono y Go Broadway–: Hace mucho salieron con su pareja conmovidos de ver Matilda afuera, imaginaron que si alguna vez tenían una hija la llamarían así. En pandemia, con su hija Matilda, de hoy cuatro años, comenzaron a soñar este proyecto. En agosto del año pasado arrancó la previa de audiciones, recibieron videos de casi mil niñes. Quedaron preseleccionados 300, luego 80 en una segunda etapa de audiciones que duró dos meses, hasta llegar a los 27 definitivos (son 9 nenes por elenco, que se rotan de acuerdo a las leyes de minoridad), más los 17 jóvenes del ensamble y los 10 adultos.

Todo ese proceso llevó meses: «Teníamos que evaluar las capacidades de los chicos a largo plazo, su potencial. Eran niños muy pequeños, algunos apenas empezando la primaria, y había que ver cómo recibían una indicación artística, si podían retener un coreografía, afinar una nota. A partir de ahí, empezó para ellos todo un proceso de entrenamiento que fue increíble. Una escuelita», cuenta Laura Casadiego, productora ejecutiva. 

Magali Altman, directora de producción de MP, destaca todo el trabajo previo: se salió a la venta con mucha anticipación –el octubre del año pasado– para empezar a instalar una obra que estrenó el 1° de junio, y seguirá hasta fines de julio (con dobles funciones de lunes a lunes en vacaciones de invierno). Hay unas 200 personas trabajando en toda la estructura —«una microsociedad, de convivencia diaria, por muchas horas», define–, 130 en el backstage. Eso incluye hasta un equipo de kinesiología y otro de cocina instalados en los camarines, donde también hay mesas de ping pong y plays para los niños y adolescentes que actúan. También cuatro personas de producción dedicadas exclusivamente a atender las necesidades de las familias de los niños: los padres o madres designados para acompañar, están en todo momento del proceso.  

La escenografía de Matilda suma distintos recursos.

Heathers, la hora de los adolescentes

Protagonizada íntegramente por adolescentes, Heathers atraviesa todas las problemáticas de esa etapa vital, incluidas las más pesadas: la socialización, el bullying, las relaciones tóxicas, el acoso sexual, la incomprensión escolar, el suicidio adolescente. Más allá de protagónico de Sofi Morandi, la puesta tuvo la marca de un casting enorme que buscó ser federal, con audiciones en Córdoba, Rosario y Mar del Plata además de Buenos Aires, a los que asistieron ¡6000 jóvenes! Así quedaron definidos los 19 bailarines, cantantes, actores y actrices que, junto a 4 músicos, bailan y cantan sin parar en escena.

«Cuando Valentina Berger (Go Broadway) acercó el proyecto y José Luis Massa apostó por esta obra, nos unía el deseo de hablarle a los adolescentes. Creo que es un público que necesita y está pidiendo más teatro, y yo me siento cómodo hablándoles a ellos», dice a Página/12 Fernando Dente, el director de este musical que también cuenta con la coproducción de Grupo Octubre. Formado con Hugo Midón, y en escena en obras de todo tipo y para todas las edades (para niñes, protagonizó Aladino y Peter Pan), cita a su maestro: «Hugo decía: las rosas son rosas. Y el teatro es teatro: no hay cosas para chicos y para grandes, todo requiere el máximo profesionalismo y así encaramos Heathers. Y entendiendo las nuevas necesidades de las audiencias, escuchando sus problemáticas e inquietudes, no desde un lugar de bajada de línea. No hay un adulto diciéndoles: esto está mal y aquello bien, son sus pares haciendo lo que pueden, equivocándose, intentándolo». 

Fernando Dente asumió esta vez el rol de director.

De hecho a los ojos de un adulto puede parecer demasiado liviano el modo en que se trata un tema como el suicidio en una obra que se vuelve una comedia irónica y muy negra por momentos. «Trato de huirle a lo solemente, a la moralina. Por momentos es un show, una fiesta bresh, todo es una estrategia para ‘ablandar’ al espectador y meterlo en el tema. Creo que en los hechos artísticos lo importante son los temas, y si es un tema pesado, no hace falta proponerlo como un drama, se puede plantear desde cualquier género. Si vos como adulta después de la obra tuviste una charla con tu hija que no hubieras tenido de otra manera, para mí, misión cumplida», reflexiona Dente.  

Heathers fue primero una película de fines de los 80 protagonizada por Winona Ryder, y en 2014 un musical del circuito off-Broadway. Esta es su primera adaptación fuera de Estados Unidos, con todos los guiños locales y actuales que la trama exige. Sigue hasta fin de mes en el Opera, con doble función los fines de semana, y se abre el proyecto de girar por el interior y países limítrofes. 

Querido Evan: crear comunidad

Desde el 4 de mayo y hasta agosto en el Metropolitan, con posibilidad de extenderse –y de editar un disco– Querido Evan (Dear Evan Hansen) se destaca como una conmovedora experiencia teatral que ya tiene sus fans entre el público joven (son varios los que ya la vieron más de una vez), pero que se extiende a todas las edades. En este caso la potencia está sobre todo en las canciones, las voces, la impecable banda en vivo de ocho músicos –destacada escénicamente en los laterales del teatro, más la batería en el foso–, la solidez de todos los intérpretes. Y, sobre todo, en una historia que provoca múltiples empatías con todos sus personajes.

Querido Evan se destaca por la solidez de sus interpretaciones. 

El disparador es la historia de Evan, un joven que no logra encajar, con trastornos de ansiedad, que se enfrenta a una situación inesperada que de repente lo lleva a transformarse en un fenómeno viral, a relacionarse con la chica de sus sueños –a quien jamás se había animado a hablarle–, y con su familia. El tema de la salud mental (entre muchos otros) marca la trama, como ya había ocurrido en Casi normales, de los mismos productores, que fue todo un fenómeno.

En el elenco se destacan Julia Zenco, Laura Conforte, los jóvenes Máximo Meyer, Guido Balzaretti, Rocío Hernández. «El casting pasa a ser fundamental en estos proyectos: tenían que ser muy buenos actores, poder cantar, bailar, y además conectar entre ellos y con la obra, ser luminosos. Están muy comprometidos y eso se traspasa en escena, es cierto que en los elencos se arman familias», dice a Página/12 Pablo del Campo, productor general de la obra.

Además del trabajo de redes –que todas las obras hacen intensamente– hay en esta obra un plus que se ofrece al público fiel: encuentros extra, previos a la función, que pueden tener la forma de audiciones, con devoluciones del elenco, la directora vocal Katie Viqueira y los directores Sebastián Irigo y Tomás Meyer Wolf, o de una masterclass con Rachel Bay Jones, la actriz que protagonizó la obra en Broadway.

El elenco de Querido Evan.

«Creo mucho en crear y ayudar a que se generen este tipo de vínculos y comunidades, vengo del mundo de la publicidad, y como creativo siempre encaré las marcas como si fuesen clubes, religiones o partidos políticos: buscando que generen ese grado de lealtades, que finalmente tienen que ver con el amor«, dice Del Campo. Sabe de lo que habla: en los 9 años en que estuvo en cartel Casi normales hubo gente que declaró haberla visto 70 o 100 veces, y que hasta se tatuó el nombre de la obra.

«Los chicos son naturalmente pasionales y efervescentes, y tengo la sensación de que también en este caso Evan está generando una nueva generación de público de teatro. Para mí es alucinante ver grupos de pibes que llegan juntos al teatro porque ese fue el plan de sdalida que armaron. Y que hasta, como en la cancha, ya se conocen de haber ido antes. Eso es algo muy gratificante». Algo que esta cronista comprobó en el Metropolitan, en un vínculo con la obra que se extiende hasta la lectura de la novela (está solo en inglés), que muchos chicos y chicas llevaban también al teatro. 

Come from away hará temporada en España.

Come from away, de exportación

El elenco y la puesta argentina de Come from away ya tiene temporada en España: debuta en septiembre de 2024 en el teatro Marquina de Madrid. Pero antes, el 31 de julio, se van a la isla de Gander, New Foundland (Terranova), en Canadá, invitados por los productores y autores de la obra. Allí se reunirán con el elenco canadiense del musical, pero, además, allí es donde transcurrió el hecho real que dio pie a la historia: El 11 de septiembre de 2001 el espacio aéreo estadounidense cerró su accesos y cientos de aviones fueron desviados de sus destinos. A 38 les tocó aterrizar en esa isla, duplicando su población repentinamente. Mientras el mundo quedaba marcado por el horror de las torres, en aquel pequeño rincón se abrió una historia de empatía y convivencia entre los isleños y los pasajeros de distintos orígenes que quedaron varados durante varios días.

La puesta se despliega en 15 actores y actrices que además cantan y bailan, y una banda de 8 músicos en vivo. «Que sean historias que conmuevan, que transformen, que no sean solo un entretenimiento y que tengan profundidad. Que lleguen al alma. Es tanto el esfuerzo y la dedicación que necesitan que, si no hay calidad artística como punto de partida, siento que no vale la pena», dice Carla Calabrese, la directora de The Stage Company,  productora del espectáculo, sobre lo que tiene que encontrar en un título para querer adaptarlo. De afuera ya hizo cuatro y esta es la segunda temporada de Come…, que fue muy premiado el año pasado.

Come… obtuvo 7 premios Hugo (con un récord de 23 nominaciones) y 13 nominaciones a los Ace.

The Stage Company comenzó como una pequeña compañía de teatro en inglés que fue creciendo paso a paso, siempre con base en el teatro Maipo. Fue Lino Patalano el que propuso hacer una de esas obras en castellano, en 2014. «Después llegaron las obras de Broadway y del West End a nuestras manos y esperamos que sean muchas más», dice Calabrese, y se alegra por lo que viene: «Es un paso gigante tener una sede de The Stage Company establecida en Europa, haber conseguido un teatro lindísimo en pleno centro de Madrid interesado en Come From Away, llevar desde Argentina nuestra propia adaptación de un musical de Broadway. Es un gran reconocimiento y es mucha emoción». 

«Nos sentimos muy valorados en nuestro país con tantos premios y nominaciones y aún hoy que el Maipo sigue desbordando de público y aplausos. Lo más importante es disfrutar este trabajo que amamos, sostener un equipo armonioso, de personas buenas además de talentosas, que disfrutan su trabajo, y que el público salga conmovido de nuestras puestas. Nos sentimos privilegiados de poder hacer lo que nos gusta con tanta calidad y posiblidades», agradece la directora.

El caso de Shrek, el musical, es un fenómeno en sí mismo, que repone temporadas desde 2015 (con la pandemia en el medio) en el teatro Maipo. También Calabrese está detrás de esta propuesta para toda la familia que no ahorra producción, con música en vivo, y un libreto tan divertido como lleno de guiños que avanzan en una reflexión sobre las diversidades, la convivencia con el otro –inevitablemente, el diferente–, con uno mismo. Entre el numeroso elenco se destacan Roberto Pelloni (un desopilante y afectado Lord Farquaad), Pato Witis como Shrek, Mela Lenoir en el rol de Fiona. A lo largo del año hay funciones en inglés, y el 12 de agost habrá una función distendida (pensada para un público con discapacidades o trastornos de atención).

La obra se destaca por su despliegue escénico –con marionetas y efectos varios–, de vestuario, y sobre todo de caracterización y maquillaje: el trabajo para lograr la verde fisonomía de Ogro lleva dos horas para cada función.

«Es una gran responsabilidad la poner en escena un espectáculo familiar. La música, la comedia, una gran producción de escenografía y vestuario, a todo eso hay que apostar al máximo nivel, pero lo más importante es la fuerza de la historia, el ritmo y la dramaturgia deben ser perfectos», sostiene. 

Es en el momento de la adaptación, al comienzo del proceso, donde Calabrese ubica parte del secreto del éxito: «Tanto a Come from away como Shrek, las hice junto a uno de los mejores adaptadores de Argentina, Marcelo Kotliar. Juntos logramos que se respete el espíritu y la intención exacta de lo que está escrito en otro idioma. La parte más difícil es adaptar las canciones, siempre se tiene que respetar la métrica y casi nunca se puede traducir literalmente, por la acentuación y la cantidad de sílabas de las palabras. Hay que esperar la métrica y lograr decir lo mismo de otra manera. Es complejo pero nos encanta trabajar juntos, nos divertimos, nos respetamos, Marcelo es el experto y siempre aporta un poco más que yo. No me imagino adaptando sin él», destaca. 

* Matilda: Teatro Gran Rex, todos los días con dobles funciones, a las 14.30 y 18.

* Heathers: Teatro Opera, de martes a domingos, con doble función los días 22, 23, 28 y 29 de julio.

* Querido Evan: Teatro Metropolitan, de jueves a domingos, con doble función los sábados. 

* Come from awayTeatro Maipo, viernes y sábados 20.30, domingos 19.30.

* Shrek: Teatro Maipo, martes a domingos a las 16. Función distendida: 12 de agosto.

* Piaf continúa en el teatro Liceo de miércoles a domingos, con dobles funciones los sábados. 

* Drácula, la despedida final estará en el Teatro Radio City de Mar del Plata el 27 y 28 de julio. Y en el Luna Park del 30 de agosto al 3 de septiembre. 

Fuente: Página 12