Escapadas: un viaje en el tiempo por castillos y mansiones bonaerenses

Desde Lobos hasta Máximo Paz, cuatro palacetes en la provincia de Buenos Aires.

En Lobos, La Candelaria tiene un castillo de estilo normando. Foto Estancia La Candelaria

Tranquilidad, estilo y cercanía. Basta con alejarnos unos pocos kilómetros del centro porteño para encontrar joyas arquitectónicas que forman parte del patrimonio histórico y cultural del territorio bonaerense.

Los castillos, mansiones o palacetes de la provincia de Buenos Airestienen ciertos puntos de contacto, desde su particular diseño en medio de la naturaleza hasta sus historias y su halo de misterio.

Sin olvidar a la estancia La Raquel de Castelli, el castillo que uno busca entre los árboles al viajar por la ruta 2 y actualmente está en remodelación, elegimos cuatro casonas palaciegas que abren al turismo.

Sus propuestas se van adaptando a las restricciones y la situación epidemiológica que impone la pandemia.

La Candelaria

Un castillo para desconectar. En Lobos, a 115 km de Buenos Aires, la estancia La Candelaria ofrece un día de campo o estadías con comidas y actividades para todas las edades, incluyendo clase de empanadas, yoga, relajación con cuencos, tour botánico y cabalgatas. Y charlas históricas con visita al castillo de estilo normando con mobiliario de época.

El living del castillo de La Candelaria. Foto Estancia La Candelaria

El living del castillo de La Candelaria. Foto Estancia La Candelaria

Los visitantes y huéspedes pueden remontarse a 1840, cuando los hermanos don Orestes y don José Piñeiro adquirieron 18.000 hectáreas en esta zona para explotación de ganado. La estancia se llamaba Los Pontones, pero cambió de nombre en homenaje a la esposa de don Orestes, Candelaria del Mármol.

Ellos adoptaron a Rebeca y, con los años, se casó con don Manuel Fraga. Él fue quien contrató al paisajista Carlos Thays para diseñar el parque (tiene 250 especies de árboles y plantas, entre estatuas y fuentes), y quien quiso construir un castillo en la pampa como los que había conocido en el Valle del Loira, en Francia.

En el castillo, el salón dorado era la sala de juegos de los hombres, el comedor es el original, la cocina estaba afuera y en el tercer piso había una sala de armas. La habitación de Candelaria estaba en la planta baja y la de Manuel en la de arriba -tiene un gran balcón-, ya que dormían separados porque les resultaba más cómodo.

En Lobos, La Candelaria tiene un castillo de estilo normando. Foto Estancia La Candelaria

En Lobos, La Candelaria tiene un castillo de estilo normando. Foto Estancia La Candelaria

Ellos no tuvieron hijos y Manuel murió en 1936. Rebeca fundó una colonia de vacaciones para niños huérfanos y construyó la capilla en 1937, donde descansan los restos de la familia. Al quedar viuda, le pidió ayuda a un primo de Manuel, Roberto Fraga, quien acumuló deudas que los herederos no quisieron asumir y el terreno se redujo a 320 hectáreas.

El predio se vendió en 1980 para ser explotado en forma turística. En un principio fue locación para ficciones y producciones de moda, así como eventos corporativos y casamientos, hasta que se decidió remodelar el Castillo porque los huéspedes querían dormir en esa área.

Tiene diez habitaciones a las que se les sumaron los sanitarios, calefacción central, agua corriente y electricidad (antes se usaban velas).

En el actual sector Colonial se levantaron las primeras construcciones, mientras que el restaurante era el viejo galpón de esquila y en la Pulpería y tienda de regalos se hallaban una proveeduría y los carruajes.

De lunes a jueves, el Día de campo (de 11 a 19) cuesta $ 4.900 por persona y $ 2.450 para menores de 3 a 10 años. Los fines de semana y feriados, $ 6.300 y $ 3.150, respectivamente. Incluye recepción, plato principal y postre (con bebida sin alcohol), té de la tarde, uso de las instalaciones, clase de empanadas, charla histórica en el Castillo, show folclórico. Tienen costo adicional las bicicletas, cabalgatas y servicios de wellness.

Suite Real de La Candelaria de Lobos. Foto Estancia La Candelaria

Suite Real de La Candelaria de Lobos. Foto Estancia La Candelaria

La estancia ofrece distintas opciones de alojamiento y los precios son por persona en base doble. Con 3 comidas (almuerzo, cena y desayuno continental), una noche en los bungalows y habitaciones coloniales cuesta $ 12.600 (lunes a jueves) y $ 16.200 (por noche, fines de semana y feriados).

Las habitaciones clásicas del Castillo, $ 18.000 (lunes a jueves) y $ 23.400 (una noche en los fines de semana); y las suites del Castillo y Molino, $ 20.700 (lunes a jueves) y $ 27.000 (fines de semana). Los chicos de 3 a 10 años pagan el 50% de la tarifa compartiendo la habitación con los padres. La base single agrega 50% al precio (www.estanciacandelaria.com).

Castillo Guerrero

Todo es historia. “Desde hace más de diez años ofrecemos la oportunidad de conocer la verdadera y no oficial trágica historia de Felicitas Guerrero de Álzaga con visitas guiadas por el castillo y el vivo relato de sus descendientes”, señala la página del Castillo Guerrero Domselaar, ubicado en el partido de San Vicente.

En San Vicente, el Castillo Guerrero conserva objetos de Felicitas. Foto Castillo Guerrero

En San Vicente, el Castillo Guerrero conserva objetos de Felicitas. Foto Castillo Guerrero

Es que Josefina Guerrero heredó esta casona de estilo francés de su padre Juan Carlos Guerrero O’Connor y éste a su vez de su padre Antonio Guerrero Cueto, hermano de Felicitas. La mansión se distingue por sus 24 amplias habitaciones, las columnas, un sótano en altura y una buhardilla en el techo.

Tiene elementos históricos como un batón chino de más de 150 años que le regaló su esposo Martín de Álzaga a Felicitas, una joven que perdió a su hijo y quedó viuda, llegando a ser la dueña de una de las fortunas más grandes del país en la época.

Y también el revólver con el que la mató Enrique Ocampo cuando ella tenía 25 años y había iniciado una relación con Samuel Sáenz Valiente.

“Debido al dolor por la pérdida de su hija, la familia decidió trasladarse fuera de la ciudad en busca de tranquilidad”, explican en el lugar sobre la decisión del padre de Felicitas, Carlos José Guerrero, quien hizo construir en 1872 la casona de cuatro pisos en estas tierras. El falleció en 1896 y su esposa en 1906.

Sillas del siglo XVIII, un juego de losa inglesa que usaban los Guerrero, ollas de cobre con más de 140 años y grabados de Giovanni Piranesi son algunas de las piezas que se conservan en el castillo, incluyendo un cuarto colonial con ropa de Felicitas, el dedal que usaba y un retrato póstumo.

Por la pandemia del coronavirus, el Castillo Guerrero solo recibía visitantes a través de agencias de turismo, pero están temporalmente suspendidas por las nuevas restricciones (www.castilloguerrero.com).

Castelforte

En Adrogué, el diseño de Castelforte fue inspirado en un palacio bizantino. Foto Castelforte

En Adrogué, el diseño de Castelforte fue inspirado en un palacio bizantino. Foto Castelforte

El misterio de los túneles. En el centro de Adrogué, Castelforte se destaca entre las construcciones del partido de Almirante Brown por su arquitectura inspirada en un palacio bizantino del siglo XIII. Su diseño se remonta a la antigua Villa Castelforte porque allí nació el ingeniero italiano José Canale, quien en 1874 diseñó esta mansión sobre la calle Rosales 1521.

En sus orígenes, el castillo estaba rodeado por un extenso parque, donde había una capilla, un refugio para guardabosque y un polvorín. Cuando el dueño murió en 1883, la esposa vendió todo para volver a Italia con sus hijos y el terreno se fue loteando en parcelas.

“Esta propiedad fue construida por la familia Ovando, que adquiere parte del predio a fines del siglo XIX y logra mantener el estilo de las diferentes construcciones proyectadas por Canale. El histórico solar fue desapareciendo con los años y solo se conservan parte de los túneles, que hoy pertenece a la Asociación Nativos de Almirante Brown, institución sin fines de lucro que custodia y preserva este gran patrimonio arquitectónico local”, cuenta a Clarín Ricardo Fernández Olivares, a cargo del Museo de la Asociación.

El túnel que sobrevivió en Castelforte. Foto Ricardo Fernández Olivares

El túnel que sobrevivió en Castelforte. Foto Ricardo Fernández Olivares

Cuenta la leyenda que los túneles unían el castillo con la iglesia, el palacio Municipal, el hotel La Delicia y hasta la estación de trenes.

Hay muchas teorías sobre la construcción de los túneles y su finalidad. Yo no creo que salieran del predio original, y menos que llegaran a la estación de Adrogué. Por lo demás, hay muchos mitos que ayudan a imaginar otras historias. Sí es cierto que el lugar que ocupa el castillo era el depósito de armas y municiones de Canale, y cada lugar daba como referencia una región de Italia: la placa que indica el nombre Venecia todavía se conserva en la entrada”, precisa.

Oscar Rincón, presidente de la Asociación Nativos de Almirante Brown, hace hincapié en la creencia de que Canale quiso recrear las catacumbas de Italia mediante la construcción de túneles.

“No quedó testimonio histórico escrito. Hay conjeturas sobre ritos masónicos o amoríos secretos, pero para mí eran catacumbas y la institución encontró por accidente el túnel que sobrevivió y lo recuperó totalmente. En el castillo funciona nuestra sede”.

El túnel de Castelforte, en el partido de Almirante Brown. Foto Ricardo Fernández Olivares

El túnel de Castelforte, en el partido de Almirante Brown. Foto Ricardo Fernández Olivares

Casi todo el año pasado el lugar estuvo cerrado por la pandemia. Con un bono contribución de $ 200 (menores de 10, gratis), algunos sábados a la tarde del 2021 Rincón brindó charlas históricas al aire libre sobre los pueblos de este partido bonaerense, incluyendo una recorrida por el museo y el túnel.

A partir de las nuevas restricciones, las actividades quedaron momentáneamente suspendidas. En la página de Facebook (Asociación Nativos del Partido de Alte Brown-Adrogué), los interesados pueden consultar las próximas fechas y horarios de las visitas.

Villa María

Lujo y naturaleza. Fundada por Vicente Pereda a fines del siglo XIX, la estancia Villa María fue un establecimiento precursor en la zona ganadera en el camino camino a Cañuelas, en Máximo Paz.

Con el fin de usar el lugar como residencia de verano, su hijo Celedonio Pereda le encargó en 1919 al arquitecto Alejandro Bustillo la construcción de la actual casona estilo tudor normando, con los materiales traídos de Europa. En tanto, el paisajista Benito Javier Carrasco trabajó en la parquización, combinando más de 300 especies que cambian de tonalidad según la época del año.

Estancia Villa María, en Máximo Paz. Foto Hernán Ruiz

Estancia Villa María, en Máximo Paz. Foto Hernán Ruiz

Villa María sirvió de escenario para innumerables eventos familiares y sociales, escribiendo gran parte de la historia argentina.

A 50 km de Buenos Aires, en Máximo Paz, la estancia posee un parque boscoso de 75 hectáreas, ideal para hacer caminatas y admirar las antiguas esculturas. El casco principal cuenta con 11 habitaciones de lujo y se encuentran renovando 5 cuartos adicionales en la casa francesa.

Todas están equipadas con sábanas de algodón egipcio, batas, amenidades, TV y servicios de lavandería, tintorería y room service.

Además, la estancia tiene una cava de vinos para degustaciones, un salón para reuniones (con aforo reducido por la pandemia), wi-fi en las áreas públicas y en las habitaciones, biblioteca, sala de billar, librería de DVD, juegos de ping pong y de mesa.

Vista aérea de la estancia Villa María. Foto Hernán Ruiz

Vista aérea de la estancia Villa María. Foto Hernán Ruiz

El castillo tiene dos plantas de 3 mil m2, convirtiéndose en una de las opciones con mayor capacidad de alojamiento del turismo rural con las comodidades de un hotel de lujo. Las salas y habitaciones atesoran antigüedades, pinturas y obras de arte.

El interior se prolonga hacia el parque a través de galerías y terrazas que unen la majestuosa arquitectura del hotel con el extenso parque. La estancia ofrece paseos a caballo y en carruaje; canchas de tenis, fútbol y vóley; bicicletas; piscina en verano; clases de polo y equitación; circuito de golf de 18 hoyos y paseo botánico.

En el restaurante gourmet se sirven platos de autor, inspirados en la cocina de campo.

Con los años Villa María se posicionó como escenario para bodas (por ejemplo, las de Luisana Lopilato con Michael Buble y Araceli González con Fabián Mazzei) y otras celebraciones. Entre numerosas campañas, lanzamientos de marcas y filmaciones, allí se rodaron “Los ricos no piden permiso” y “Mi primera boda”.

La estancia Villa María sirvió como locación para películas y novelas. Foto Hernán Ruiz

La estancia Villa María sirvió como locación para películas y novelas. Foto Hernán Ruiz

El día de campo cuesta $ 5.200 + 21% de IVA; chicos de 4 a 10 años al 50%; menores de 3, sin cargo. Incluye almuerzo con bebida sin alcohol, horario del té y actividades.

La habitación Superior, $ 16.690 + IVA por persona; chicos de 4 a 12 años al 50%. Incluye desayuno, almuerzo, merienda y cena con una bebida sin alcohol por comida por persona y actividades. La mayoría se encuentra en el primer piso del casco principal, con vistas al parque y lago.

Las suites, desde $ 20.813 + IVA por persona; chicos de 4 a 12 años al 50%. Incluye pensión completa y actividades. La principal diferencia con el resto de las habitaciones se da, principalmente, por sus amplias dimensiones (estanciavillamaria.com).

Fuente: Clarín