A los 24 años, Luisina Mora se consolidó como una de las voces jóvenes más singulares en la divulgación de la historia argentina. Periodista y autora del libro Historias detrás de la historia, Luisina construyó un propio espacio en redes sociales, donde fusiona el rigor de la investigación con el atractivo del chusmerío histórico.
Su propuesta consiste en acercar al público relatos poco conocidos y anécdotas del pasado nacional, con un enfoque fresco y una perspectiva femenina que desafía los moldes tradicionales de la materia.
El interés de Mora por la historia no surgió de una vocación académica convencional, sino de una curiosidad innata por las historias pequeñas y los detalles cotidianos. “Más que una persona que ama la historia, me siento una persona chusma”, reconoció en diálogo con Infobae.
Para ella, el atractivo reside en indagar en episodios menores, en las microhistorias que, en palabras de Luisina, sumadas, terminan por conformar los grandes procesos históricos. Esta inclinación por el chusmerío se refleja tanto en su contenido digital como en su libro, donde explora relatos que suelen quedar al margen de los manuales escolares o en las grandes efemérides populares.
La autora de ‘Historias detrás de la historia’ rescata relatos y protagonistas fuera del canon tradicional
Influencias familiares y el valor de las microhistorias
En la vida de Mora, la familia y la educación desempeñaron un papel relevante en la formación. Su entorno familiar fomentaron desde temprano el interés por el pasado. Sin embargo, Lu destaca especialmente la influencia de su profesor de historia en la secundaria, a quien agradece en su libro.
“Tenía el talento de contar procesos muy grandes en historias muy pequeñas, logrando captar la atención de todos, incluso de quienes no tenían interés previo”, relató. De él aprendió la importancia de despertar la curiosidad y de transmitir la historia de manera accesible y entretenida.
El proceso de creación de Historias detrás de la historia fue extenso. La autora dedicó meses a la lectura de biografías y ensayos, en busca de esas “joyitas” ocultas que pudieran sorprender y entretener. La consulta permanente con un historiador y la colaboración de lectores y seguidores, que le sugerían temas y fuentes, enriquecieron la investigación.
Lu se declara fanática de recorrer librerías en Corrientes y de buscar detalles que suelen pasar desapercibidos para los especialistas. “Me enganché con historias como la de Isaac Rojas y detalles personales que, aunque menores para los historiadores, a mí me resultan fascinantes”, explicó.
El libro se centra en el siglo XX argentino, una época que la autora considera especialmente atractiva por su cercanía temporal y la abundancia de testigos directos. Entre sus relatos favoritos destaca la figura de José López Rega, a quien describe como un personaje intrigante, precursor de tragedias políticas y convencido de canalizar energías esotéricas en el poder. “Si hubiese tenido TikTok, le hubiese ido muy bien”, bromea. También menciona a la familia Lugones, marcada por tragedias y escándalos generacionales, y a Encarnación Ezcurra, una de las primeras protagonistas de sus videos en redes.El enfoque de Mora destaca microhistorias y la perspectiva femenina en la divulgación histórica – (Gentileza de la autora)
Las redes para contar historias
El salto de Lu a la divulgación histórica en redes sociales fue gradual. Tras la pandemia, comenzó a compartir contenido de chusmerío clásico en TikTok, pero pronto sintió la necesidad de aportar algo más significativo. “Quería que lo que contara tuviera algún valor para quien lo consumiera, aunque no fuera el gran aprendizaje del siglo”, señaló.
Así, decidió enfocar sus videos en la historia nacional, combinando anécdotas atractivas con referencias a libros y museos, y alentando a su audiencia a profundizar por su cuenta. La honestidad y la autenticidad, aseguró, son claves para conectar con el público en el entorno digital.
En redes sociales, el contenido histórico suele estar dominado por voces extranjeras y que el contenido cultural enfrenta dificultades para alcanzar grandes audiencias. Sin embargo, Mora considera que el chusmerío funciona como un puente eficaz para captar el interés y que la visibilidad depende de la calidad y la sinceridad del contenido. “No soy historiadora, no puedo abarcar grandes procesos, pero sí puedo acercar episodios que despierten la curiosidad y motiven a buscar más”, afirmó.
La autora también reflexiona sobre la representación de las mujeres en la historia argentina y en la divulgación. Observó que muchas figuras femeninas quedaron relegadas a papeles secundarios o fueron invisibilizadas, especialmente en los relatos escolares. Ejemplos como Encarnación Ezcurra, la esposa del Chacho Peñaloza, la hermana de Güemes y Martina Céspedes, destacan la importancia de rescatar sus historias.
“Muchas mujeres pelearon a la par de los grandes soldados, y si no hubiese estado su participación, la historia hubiese sido otra”, sostuvo. Aunque reconoce que la divulgación histórica sigue marcada por una perspectiva masculina, percibe un cambio en curso, con más creadoras de contenido y mujeres expertas en estos espacios.
Fuente: Infobae