Marquesinas a oscuras: 10 cines de Buenos Aires que vieron la gloria y ya no existen

El Select Boedo, en Boedo 875, era uno de los tantos cines que funcionban en ese barrio en tiempos dorados para las salas cinematográficas en Buenos AiresDesde Boedo

La decadencia –y el cierre– de algunas de las salas más imponentes de la Ciudad comenzó mucho antes de la llegada de las cadenas internacionales y las crisis económicas

A mediados del siglo XX, tras la explosión de los medios masivos, la ciudad de Buenos Aires ostentaba más de 200 salas cinematográficas: verdaderos templos del entretenimiento, lujosos, a veces extravagantes, y capaces de albergar hasta 1800 espectadores. Era la salida favorita de los porteños hasta bien entrada la década del ochenta, cuando los multicines, las crisis económicas y la desidia empezaron a hacer estragos en estas joyas art déco o racionalistas, hoy demolidas o transformadas en iglesias evangélicas, garajes y comercios varios.

De aquellos palacios de cinefilia hoy quedan pocos recuerdos y algunos edificios recuperados, como el Cine teatro 25 de mayo –conocido en su momento de gloria como Petit Colón–, fundado originalmente en 1929 y reconvertido en centro cultural de Villa Urquiza desde el año 2008. O el Cine Grand Splendid, inaugurado en mayo de 1919 sobre los cimientos de lo que fuera el Teatro Nacional Norte; conservado para albergar una de las librerías más lindas de la ciudad.

Librería Ateneo Grand Splendid. Ceo Adolfo De vincenzi
Librería Ateneo Grand Splendid. Ceo Adolfo De vincenziIgnacio Sanchez

Lamentablemente, muchos de los cines de la Capital no corrieron con la misma suerte. Por eso, esta nota busca rescatar su valor, su impronta y una era de esplendor reemplazada por la modernidad y los cambios en el consumo cultural. Repasamos diez grandes salas de cine que Buenos Aires perdió.

1. Select Boedo (Boedo 875)

El Select Boedo, en Boedo 875, era uno de los tantos cines que funcionban en ese barrio en tiempos dorados para las salas cinematográficas en Buenos Aires
El Select Boedo, en Boedo 875, era uno de los tantos cines que funcionban en ese barrio en tiempos dorados para las salas cinematográficas en Buenos AiresDesde Boedo

En su época de esplendor, Boedo –la avenida que da nombre al barrio– llegó a albergar seis salas de cine en apenas un par de cuadras. Entre ellos, el Gran Cine Cuyo (el más grande), el suntuoso Cine Teatro Nilo y el Select Boedo, conocido en sus inicios como La Alegría; cuya entrada incluía la degustación de un capuchino. El cine ubicado en Boedo 875 abrió sus puertas en el año 1920, regenteado por la firma Auger. Dicen que el día que lo adquirió, su dueño –el mismo del cine-bar El Capuchino, de Carlos Calvo 3621– repartió entradas de regalo y convidó a los concurrentes con trozos de pan dulce y una Bilz. Más tarde pasó a llamarse Select Boedo, hasta su cierre definitivo en el primer semestre de 1960.

Del edificio original, donde hoy funciona la sucursal de un supermercado de cadena, solo se conserva un distintivo mascarón de payaso que corona la parte superior. Para muchos, una efigie de Frank Brown, payaso, acróbata y empresario circense nacido en el Reino Unido; o tal vez, es un homenaje al uruguayo José Podestá, ‘Pepino el 1888’, cuyo natalicio (6 de octubre) se convirtió en el Día del Circo y del Teatro Nacional y Rioplatense.

El mascarón del cine Select
El mascarón del cine SelectArchivo/ Prensa

2. Luxor (Lavalle 669)

El cine Luxor y sus figuras egipcias
El cine Luxor y sus figuras egipciasArchivo/ Prensa

La actual peatonal Lavalle guarda poca (y nada) reminiscencia de aquella legendaria “calle de los cines”,cuyas marquesinas se peleaban por brillar durante gran parte del siglo XX. En 1917 se instaló el Select Lavalle, la primera de unas 15 salas que llegaron a concentrarse en un tramo de menos de cuatro cuadras, entre Carlos Pellegrini y Maipú. El cine Luxor, ubicado en el 669, era la última gran sala de Lavalle, en su recorrido de oeste a este. De estilo racionalista, fue construido entre 1943 y 1944 por el arquitecto Claudio J. Caveri, y llegó a albergar unas 1300 butacas distribuidas en tres niveles. Uno de los primeros dueños del Luxor fue Tito Coll, integrante fundador del grupo Coll-Saragusti: dos familias históricas de las salas de cine en Buenos Aires, que se retiraron definitivamente del negocio en el año 2004, cuando comenzó el monopolio de las cadenas internacionales.

En la calle Lavalle la fachada del Normandie era imponente.
En la calle Lavalle la fachada del Normandie era imponente.Fabian Marelli – LA NACION
La galería Luxor se llamó así en referencia al cine que estaba en ese predio.
La galería Luxor se llamó así en referencia al cine que estaba en ese predio.Fabian Marelli – LA NACION

Una de las grandes características del Luxor eran sus alusiones egipcias y ornamentaciones de animales africanos, sobre todo, el imponente relieve que daba la bienvenida a los asistentes en el hall de entrada. También destacaban dos murales ubicados dentro de la sala, obras del escultor Máximo Maldonado y el artista plástico Miguel T. Ocampo. La sala cerró el 18 de agosto de 1991 y más tarde fue demolida para instalar una galería comercial (con el mismo nombre) que hoy cuenta con la mayoría de sus locales vacíos.

Foto de la gente en los cines de Lavalle tomada el 14 de julio de 1993, cuando el ritmo de la calle era otro.
Foto de la gente en los cines de Lavalle tomada el 14 de julio de 1993, cuando el ritmo de la calle era otro.Domingo Zenteno

3. Rivoli (actual Av. Corrientes 5312)

El cine teatro Rivoli con la marquesina de la época.
El cine teatro Rivoli con la marquesina de la época.Archivo/ Prensa

A los cines de Almagro y Villa Crespo –situados sobre la avenida Corrientes, entre Salguero y Serrano– se los conocía cariñosamente como “Los Corrientes”: siete salas que ya no existen, entre ellas, el Cine Teatro Rivoli ubicado en Triunvirato 614/6, hoy Av. Corrientes 5312, casi esquina Malabia. Ahí, junto a la Escuela Tomasa de la Quintada de Escalada, alrededor de 1930 ya se levantaba este cine construido por Max Glücksmann (Mordechai David Glücksmann), un empresario austríaco, pionero del cinematógrafo y la fonografía en Argentina y Uruguay, que había asistido a la primera exhibición cinematográfica en nuestro país: los cortometrajes de los hermanos Lumière en el Teatro Odeón, el 18 de julio de 1896. A Max también le debemos la edificación del Cine Teatro Grand Splendid, donde hoy, según el National Geographic y The Guardian, se encuentra una de las librerías más hermosa del mundo.

Librería Ateneo Grand Splendid. Ceo Adolfo De vincenzi
Librería Ateneo Grand Splendid. Ceo Adolfo De vincenziIgnacio Sanchez

El Rivoli cerró sus puertas en 1966, y por lo que queda de su fachada superior, parte de la actual sucursal de un banco, se pueden apreciar las modificaciones y el cambio de estilo (más art déco) que sufrió a lo largo de los años. ¿Qué otros cines conformaban ‘Los Corrientes’?: Cosmos 70, Cine Medrano, Cine Hollywood, Cine Alcázar, Cine Teatro Mitre y el Cine Villa Crespo.

Los cines estacionados en el tiempo

4. Grand Bourg (Monroe 5254)

El cine Grand Bourg en Urquiza
El cine Grand Bourg en UrquizaArchivo/ Prensa

Por gran parte de las décadas del cincuenta y el sesenta, Villa Urquiza hizo gala de uno de los cines más imponente y tecnológicos de su época, más precisamente, el cine Grand Bourg: la segunda sala más grande de Buenos Aires, con capacidad para 2108 espectadores y una boca de escena de 16 metros de ancho. Su pantalla de 14 metros de anchura permitía proyectar en formato CinemaScope, y su sonido estereofónico lo convertía en un verdadero cine de vanguardia. Ubicado en Monroe 5254, justo a la salida de la estación del ferrocarril Mitre, el Grand Bourg fue inaugurado en 1949, propiedad de la empresa cinematográfica Lococo, que también administraba varias salas en distintos barrios porteños.

Los cambios de consumo cultural y el éxito masivo de la televisión, fueron algunos de los factores que provocaron el cierre del cine en 1969. El edificio se demolió por completo para dejar lugar, primero, a una propiedad horizontal, y más tarde a un complejo de departamentos y la sucursal 31 del Correo Argentino.

5. La Armonía (Belgrano 3272)

El edificio del cine La Armonía
El edificio del cine La ArmoníaArchivo/ Prensa

En 1909, en la periferia de la antigua Buenos Aires, en el límite entre Balvanera y Almagro, se inauguró el cinematógrafo La Armonía, bar y billares. En esa misma sala se proyectaría El fusilamiento de Dorrego, para muchos, la primera película argumental del cine argentino. De la obra de Mario Gallo no se conserva ninguna copia, como tampoco vestigios de esta sala que fue cambiando de nombre a lo largo de las décadas; incluyendo el mote de Roberto Casaux, en homenaje al gran intérprete que formó parte del elenco de El fusilamiento… El cine –o biógrafo, como se lo llamaba por aquel entonces–, ubicado en Belgrano 3272, era propiedad de Caneda Hnos., Trilles y Sánchez y obra del arquitecto y constructor argentino Julián Jaime García Núñez, uno de los máximos representantes del art nouveau en nuestro país, responsable de las Tiendas San Miguel (hoy Palacio San Miguel) y el Hospital Español.

Esta sala de estilo modernista catalán se distinguía por sus detalles ornamentales, similares al hospital de Balvanera. En el mismo predio, más tarde funcionó el cine Lumière, el mencionado Casaux en los años cincuenta, y Alas, al momento de su cierre en la década del sesenta. El edificio fue demolido y en su lugar hoy funcionan un garaje y un supermercado.

6. Petit Palace (Libertad 976)

El cine Petit Palace ya no existe. Estaba en Libertad 976, frente a la Plaza Libertad
El cine Petit Palace ya no existe. Estaba en Libertad 976, frente a la Plaza LibertadGoogle Street View

Mucho cambió en la morfología de la calle Libertad, más precisamente en el número 976, donde en 1911 abrió sus puertas el Petit Palace: un cine pequeño pero distinguido con capacidad para 590 espectadores, propiedad del empresario Bartolomé Devoto, quien llegó al país a mediados del siglo XIX junto con sus hermanos Cayetano, Tomás y Antonio, el mismo que le dio nombre al barrio porteño. Bartolomé falleció en 1920, y para 1913, la sala –más tarde rebautizada como Petit Splendid– ya había sido adquirida por Max Glücksmann, como lo señala una publicidad de la época en el anuario Kraft, que lo menciona como un “elegante salón cinematográfico, con funciones a la tarde y a la noche”.

No hay demasiada información sobre este pequeño tesoro de Buenos Aires que, se cree, fue demolido en la década del sesenta. Ahí, frente a la plaza Libertad, hoy funciona un local comercial que no guarda ningún recuerdo, por ejemplo, de que el 15 de septiembre de 1917 allí se presentó el dúo Gardel-Razzano, “junto con la exhibición de vistas cinematográficas y números de variedades a cargo de la cancionista Delia Rodríguez y del parodista Duarte”.

7. Cecil (Defensa 845)

El cartel del Cecil, lo único que perdura, y resiste, del antiguo cine.
El cartel del Cecil, lo único que perdura, y resiste, del antiguo cine.Archivo/ Prensa

Como muchos barrios porteños, San Telmo no tiene cines, pero supo disfrutar de los estrenos en sus tres salas: Carlos Gardel (en Bolívar 1100), San Telmo (Chacabuco al 900) y el mítico Cine Cecil Theatre en la calle Defensa 845, cuyo cartel se resiste a desaparecer. El Cecil se inauguró en 1929, bautizado en honor al productor y director de cine estadounidense Cecil B. DeMille, responsable de clásicos como El espectáculo más grande del mundo, Los diez mandamientos y Sansón y Dalila. En su época de esplendor, la sala con techo corredizo ofrecía hasta tres películas en continuado por apenas 80 centavos; en 1953 pasó a llamarse cine Cecil, a secas, y siguió entreteniendo a los vecinos del barrio hasta que cerró sus puertas a finales de 1970.

El predio quedó abandonado y volvió a la actividad recién en 1989, cuando reabrió como feria de antigüedades, renombrado como Galería de la Inmaculada Concepción. La pandemia terminó de sellar el destino del edificio, ahora cerrado y desatendido desde el año 2020.

8. Cumbre (García del Río 4127)

El cine teatro Cumbre, en Saavedra.
El cine teatro Cumbre, en Saavedra.Archivo/ Prensa

Como el cine Aesca y el Estrella, el cine teatro Cumbre era cita obligada para los vecinos de Saavedra. La sala, ubicada en García del Río 4127, a pocos metros de la estación de tren, fue un ícono barrial desde su inauguración en la década del treinta, hasta su cierre definitivo a finales de los años setenta. El cine (al igual que el Aesca) fue construido por los hermanos Rossi: una sala modesta con butacas rígidas y pisos de madera alfombrado. Los grandes estrenos llegaban los jueves, una semana después que los cines del centro; práctica que hacía que el precio de la entrada fuera más accesible para los espectadores, incluyendo algunos ilustres como José María Gatica, el ‘Mono’.

Tras el cierre, el Cumbre fue vendido y adquirido por el Hogar Obrero; se convirtió en supermercado y volvió a cerrar sus puertas. Hoy es un terreno baldío, a pesar de que en el año 2014, la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires aprobó de forma definitiva declarar al cine teatro Cumbre como bien integrante del Patrimonio Cultural, en la categoría Sitio Histórico, debido a su valor simbólico. La placa con esta designación todavía no fue colocada.

9. Presidente Roca (Av. Rivadavia 3753)

Así se veía el cine Presidente Roca, 1, una fachada que luego cambió notablemente
Así se veía el cine Presidente Roca, 1, una fachada que luego cambió notablementeArchivo/ Prensa

Mario Palanti fue un arquitecto y pintor italiano que arribó a la Argentina en 1909, conocido por la construcción del Palacio Barolo y el Palacio Salvo, entre muchas obras destacadas. Uno de sus primeros trabajos fue el cine Presidente Roca, ubicado en Avenida Rivadavia 3753; proyectado (e inaugurado) en 1914 para su compatriota Oreste Riccio. La fachada ornamentada característica del arquitecto no se comparaba con el modesto interior, compuesto por dos niveles de plateas y palcos laterales. Pero la sala diseñada por Palanti pronto quedó chica y anticuada y, en pleno auge cinematográfico, el establecimiento fue adquirido por Clemente Lococo en 1929, reconstruido por el arquitecto Alberto Bourdon y reinaugurado como cine Roca el 19 de mayo de 1938: una sala con mayor capacidad y tecnología en materia de sonido e iluminación, la única de Capital –más allá del centro porteño– con la capacidad de exhibir películas en formato de 70mm.

La fachada del segundo teatro y cine Presidente Roca
La fachada del segundo teatro y cine Presidente RocaArchivo/ Prensa

Como tantos otros cines, el Roca cerró sus puertas en la década del ochenta, y tiempo después ya era la sede de una concurrida iglesia evangelista.

10. Capitolio (Av. Rivadavia 11450-6)

El cine Capitolio y su imponente presencia
El cine Capitolio y su imponente presenciaArchivo/ Prensa

“La mejor sala de espectáculos instalada en las zonas suburbanas de nuestra Capital”, así anunciaba el diario La Razón, del jueves 18 de febrero de 1927, la inauguración del Cine y Teatro Capitolio, ubicado en la Av. Rivadavia 11450-56 del barrio de Liniers. Otra publicación del diario Ultima Hora destacaba sus características innovadoras: “Bien ventilado, con poderosos extractores de aire, cómodas butacas y 50 ventiladores colocados en diversos sitios de la sala, que harán más cómoda la estadía del público”. La sala situada frente a la estación del tren, construida en los terrenos que José, Rómulo y Abel Vignoli les compraron a los ingleses por 50 pesos el metro cuadrado, tenía capacidad para unos 1200 asistentes. Lo recaudado en esa primera función del 18 de febrero fue en beneficio de las sociedades de fomento La Gironda, Juan Bautista Alberdi y Democracia y Progreso; localidades que fueron agotadas de inmediato.

El crecimiento y densificación en la segunda mitad del siglo XX trajo desarrollo, edificios en altura y galerías comerciales que desplazaron a los cines tradicionales. En 1956 se inauguró la Galería Liniers en el mismo lugar donde solía funcionar el viejo cine Capitolio.

Fuente: Jessica Blady, La Nación