“Es un lugar de aislamiento donde encontrar la paz”, afirma Daniel Oks, desarrollador y creador de una utopía única en el país: una aldea marítima recostada sobre acantilados de casi cien metros de altura en la costa rionegrina, frente al Golfo San Matías. “La visión del mar es completa y total”, sentencia. A 1050 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires y a 120 de Viedma, la soledad es fuerte y el contacto con la naturaleza, íntimo.