Pocas rutas de la Argentina tienen una carga simbólica que las ata inexorablemente a sus destinos. Una es la ruta 2: no hay manera de adentrarse en ella sin la sensación de estar viajando hacia el mar.
El complejo urbano que funcionó entre los siglos I y II contaba con infraestructuras y zonas públicas, como termas, abastecimiento de agua, calles, cloacas y posiblemente un templo