Ubicado en el corazón de la ciudad, sobrevivió a más de un siglo de cambios. Desde su época de esplendor en 1889 como el Phoenix, hasta su renacimiento como un hotel boutique que fusiona arte y cultura. Este edificio, que fue un ícono de la hospitalidad porteña, resurgió de las cenizas gracias a un ambicioso proyecto de restauración, devolviéndole su lugar en el microcentro porteño.
Hasta julio se puede disfrutar del arte de Schusseim, en un cruce donde la profundidad del mar se eleva retroalimentando el misterio de la vida con sus luces y sombras.
La propuesta se sumó al ciclo de “Noches BA” que organiza el gobierno porteño; hubo exhibiciones, ventas de obras con descuenta, música y sabores.
Son 10.000 metros cuadrados que albergan auditorios y salas para exposición y para otras actividades que formarán parte del Ministerio de Cultura de la Nación. Habrá un espacio permanente destinado a homenajear a Borges y se concretará allí el traslado del Museo Nacional de Arte Oriental. Desde 1995 lo gestionaba la Fundación para las Artes